La señora Sheinbaum se atrevió a decir, sin ruborizarse: “A nosotros nos caracteriza la verdad y la justicia”. No se necesita preguntarle a quiénes se refiere con ese “nosotros”, pues está claro que alude a ella y sus acuaches y tlacuaches; aunque las falacias e injusticias que pudren a su gobierno son cotidianas, burdas y escandalosas, siguiendo fielmente a su predecesor. Por eso se le debe dar a conocer a la mandataria el antiquísimo y sabio proverbio árabe que reza: “El árbol vive mientras vive su corteza, y el ser humano vive mientras es capaz de sentir vergüenza”.
Va un ejemplo: hace poco pretendieron engañarnos con la patraña de que la señora no participó en la expulsión arbitraria y la entrega al gobierno de EU de 29 mexicanos para ser juzgados en aquel país (sabiendo que varios de ellos podrán ser condenados a muerte, lo que prohíbe nuestra Constitución). ¿Habrá alguien que sea tan rematadamente idiota como para creer que la presidente de México no tuvo arte ni parte en tan alevosa e inicua decisión, sin precedentes? ¿Es imaginable que un grupo de sus subordinados estén autorizados por ella o por disposición de la ley para expulsar de México a quienes les venga en gana, con el tramposo argumento de garantizar así “la seguridad nacional”? ¿No le avergonzó a la mandataria la respuesta de Trump, quien dijo burlonamente: “con esa entrega de los capos quieren hacernos felices”? ¿Con tan grotesca mentira sobre la entrega de los 29 cabecillas querrán blindar de represalias a la presidente, frente a la ira de las peligrosas organizaciones criminales que resultan agraviadas? ¿De veras los caracteriza la verdad y la justicia, o son simplemente un grupo transexenal de merolicos y estafadores?
Otro caso revelador: Cuando son despreciadas o asesinadas las heroicas “Madres buscadoras” se dio un espectáculo oprobioso en la Cámara (muy) baja del Congreso de la Unión. Por medio del gruñido femenino y cuatrotero: “¡No estás solo! ¡No estás solo!” terminó excusado el bienaventurado Cuau, y fue burlada su media hermana que exige justicia.
Después de ocho o 10 mujeres ultrajadas y asesinadas diariamente, de esas madres humilladas por éste y el anterior gobierno, de la defensa hecha a un presunto violador por marimachas y eunucos de la secta gobernante, ¿de qué sirve, qué pitos toca esa mujer en la Presidencia?
Así las cosas, se necesita gran desvergüenza y descomunal cinismo para maullar en todos los escenarios: “¡Es tiempo de mujeres! ¡Llegamos todas!”.
Morena, como agrupación que tiene por costumbre proteger a los delincuentes que se le afilian, es, por definición, una organización criminal; y tiene razón la señora Sheinbaum cuando dice a los jóvenes que “no deben ser parte de un grupo delictivo”. Involuntariamente les dijo la verdad y les dio un buen consejo.
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