Era Trump: contra el mundo

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Canadá, México, Panamá, Groenlandia y China entraron en el selecto grupo de países que están en la mira de Donald Trump para su segundo mandato al frente de la Casa Blanca. Y podrían ser más si regresan las intenciones de obligar a Europa a que aumente sus presupuestos de defensa en el marco de la OTAN o si para apoyar a Israel emprende acciones en contra de naciones como Irán u alguna otra de medio oriente.

Así, considerar que recuperando el imperialismo que caracterizó a Estados Unidos, en una versión 2.0, Trump logrará su gran meta de «hacer grande de nuevo a EU», el famoso lema MAGA, no es algo que hay que considerar como improbable.

El Imperialismo 2.0

Con un duro y agresivo estilo de negociar, más propio del mundo empresarial que del político, Trump inicia su mandato con la amenaza de recuperar el Canal de Panamá, comprar Groenlandia, hacer de Canadá el estado 51 de la Unión Americana, presionar a México con aranceles y buscar reducir la influencia china en varias partes del mundo para que deje de ser el gran competidor de Estados Unidos.

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La ocurrencia de renombrar al Golfo de México como Golfo de Estados Unidos o Golfo de América, que para el caso es lo mismo, nos muestra que en su segundo mandato Trump viene con la mira puesta en ampliar y consolidar la presencia de su nación como el país más poderoso del mundo, al estilo del imperio romano.

Así que la pregunta no es qué quiere lograr Trump en su nuevo mandato en la Casa Blanca, sino si lo podrá lograr considerando tanto a los distintos actores mundiales como las contradicciones que anidan en su propio gobierno.

Un riesgo para alcanzar sus metas es la propia ambición de las mismas, pues abrir varios frentes de manera simultánea no le facilitará la cosas y si puede convertirse en un factor para que falle. Entrar en conflicto con sus aliados europeos a la vez que pelea con China en el terreno militar, económico y tecnológico, tratar de frenar la guerra en Ucrania, apoyar a Israel en contra de sus enemigos en medio oriente, combatir la migración y el narcotráficoen su frontera sur, podría ser una combinación de la que no saldría airoso.

Tomando como referencia su primer mandato, en el que no se contruyó el prometido muro en la frontera con México o hacer que empresas regresaran sus plantas de construcción a Estados Unidos, salvo contadas excepciones, también podríamos prever que, pese a los discursos y promesas de campaña, no logrará cumplir con sus objetivos, aunque sí convertirse en un dolor de cabeza y causa de crisis económicas o humanitarias en varias regiones del planeta, empezando con México.

El primer mandato

Evaluar la factibilidad de los objetivos mencionados depende de múltiples factores políticos, legales, diplomáticos y económicos. Vamos a desglosar cada caso considerando los antecedentes del expresidente Donald Trump y el contexto actual:

1. Recuperar el Canal de Panamá

  • Contexto: El Canal de Panamá fue entregado a Panamá en 1999 como parte de los tratados Torrijos-Carter de 1977, un acuerdo bilateral respaldado por el derecho internacional.
  • Factibilidad: Recuperar el canal implicaría una renegociación diplomática muy difícil con Panamá y enfrentaría resistencia internacional. Además, el control del canal ya está asegurado económicamente mediante tratados que garantizan acceso al comercio global.
  • Probabilidad: Baja. Esto sería visto como un retroceso histórico y podría desestabilizar las relaciones en América Latina.

2. Comprar Groenlandia

  • Contexto: En 2019, Trump expresó interés en adquirir Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca, debido a su importancia estratégica y recursos naturales. La propuesta fue rechazada enfáticamente por Dinamarca.
  • Factibilidad: Groenlandia tiene una relación de autonomía dentro del Reino de Dinamarca y no está en venta. Tal adquisición requeriría el consentimiento de Dinamarca y de los propios groenlandeses, lo que parece improbable.
  • Probabilidad: Muy baja. Este tipo de iniciativa podría ser vista como poco realista en el ámbito diplomático moderno.

3. Detener la guerra en Ucrania

  • Contexto: Trump ha afirmado que podría «detener la guerra en 24 horas» mediante negociaciones con Rusia y Ucrania. Aunque tuvo un enfoque no convencional en política exterior, incluida su relación con líderes como Vladimir Putin, detener un conflicto tan complejo requeriría concesiones importantes.
  • Factibilidad: Esto dependería de su capacidad para ejercer influencia sobre Rusia y de su voluntad de proponer un acuerdo aceptable para ambas partes, lo cual ha eludido a líderes internacionales hasta ahora.
  • Probabilidad: Media-baja. Aunque podría intentar una negociación, los intereses en juego (territoriales, políticos y estratégicos) dificultan una solución rápida y sostenible.

Consideraciones generales:

  • Estilo de liderazgo: Durante su primer mandato, Trump adoptó un enfoque transaccional y rompió con normas tradicionales en política internacional. Sus logros incluyen acuerdos comerciales como el USMCA (T-MEC) y avances en el proceso de paz en Medio Oriente (Acuerdos de Abraham). Sin embargo, sus métodos generaron divisiones con aliados tradicionales.
  • Resistencia interna e internacional: Muchos de sus objetivos dependen de la colaboración con el Congreso y el apoyo de aliados internacionales. La oposición política, tanto dentro como fuera de Estados Unidos, podría ser un obstáculo significativo.

En resumen, aunque Trump es conocido por plantear propuestas ambiciosas y disruptivas, la viabilidad de estos objetivos dependería de las circunstancias políticas, la disposición de los actores implicados y la aceptación global de sus propuestas.


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