El domingo pasado el Partido Acción Nacional consolidó uno de los más importantes triunfos de su historia al refrendar una gubernatura, recuperar 2 y lograr la alternancia por primera vez en 4 estados más. El gran derrotado fue el PRI y aunque son muchos los factores que marcaron este resultado me limitaré a mencionar unos cuantos:
- La aprobación de Peña Nieto ha ido en picada desde los meses en que se conjuntaron la tragedia de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa con la revelación de su “Casa Blanca”. Si el Presidente tiene una desaprobación mayoritaria (y en este caso de 7 de 10 mexicanos), le tiene que complicar en algo a su partido.
- La podredumbre en la corrupción del PRI es imparable. Los casos de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo los he documentado en este espacio por ser emblemáticos pero no son ni por mucho los únicos. A los hechos comprobados hay que sumarle la negativa del PRI a aprobar el Sistema Nacional Anticorrupción y la falta de autoridad del Presidente de la República para decir algo a quien sea. La corrupción no es nueva en el PRI, lo que les fue nuevo y no supieron cómo manejarlo fueron las redes sociales, la transparencia y la rendición de cuentas. No todos los casos son tan insultantes y emblemáticos como la “casa blanca”, la “banca unión” de Duarte o la desaparición de miles de millones en la cuenta pública de Veracruz… también en lo local hay historias de dominio público que nunca cruzan al ámbito nacional y eso sin contar que varias Secretarías de Estado hay cientos de personas que no cumplen el perfil específico de los puestos que ocupan.
- La crisis de derechos humanos. Ayotzinapa, Tierra Blanca, Tlatlaya son trágicos ejemplos de una realidad constante que incluso internacionalmente es señalada. Veracruz con su gobernador es un ejemplo trágico de ello, es un ejemplo del uso de la policía para atacar o desaparecer a ciudadanos.
- Las campañas del PAN. Acción Nacional en realidad es la única opción viable para quitar al PRI del poder. El PRD está en franco decrecimiento, Morena está creciendo pero ni por mucho para ser competitivos en más del 90% del país y todos los demás partidos menores son escisiones del PRI para intentar ganar votos con marcas diferentes a la suya. Campañas como la Corral en Chihuahua o Cabeza de Vaca en Tamaulipas son ejemplo de lo que buenos candidatos pueden lograr, son campañas que lograron ser “moda” en muchos aspectos, como hace un año lo logró ser la del Bronco.
Por otro lado es de reconocerse que el gran logro del PAN y de su presidente Ricardo Anaya no fue ganar la mayoría de las elecciones el domingo pasado. Fue lograr que todos los panistas jalaran hacia el mismo lado y ver a los diputados, a los senadores, a los militantes, a los viejos panistas y hasta el expresidente Calderón participando para sacar al PRI.
Como conclusión y como parte de un estudio mayor que realizo, el PRI, si México fuera una democracia madura, no tendría razón alguna de existir. Un partido que puede ser derecha o izquierda dependiendo del viento, que su marca personal es el fraude, el autoritarismo y la corrupción (en toda su historia), que gana los estados en donde puede hacer de la pobreza un mercado electoral, que además tolera que dentro de sus gobiernos cualquier cosa (de robos a desapariciones forzadas) y fomenta que las cosas no cambien en México para seguir robando impunemente (no debemos olvidar las reformas estructurales que le negaron al PAN y que después presentaron como propias o el intento de impedir que se apruebe el sistema nacional anticorrupción).
En música existe un símbolo que se llama “coda” y en una partitura marca el inicio del final. Ojalá y ahora sí estemos ante la coda del PRI para que México pueda dejar atrás esa época que Vargas Llosa describía como “la dictadura perfecta”.
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