Elecciones 2015: ¿confianza y esperanza?

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Ha comenzado un año electoral en el que se renovará la Cámara de Diputados, elegirán a nueve gobernadores y más de dos mil cargos públicos, a través de un listado nominal de 82.5 millones de electores, quienes podrán ejercer su voto en más de 152 mil casillas.

El escenario electoral se configura en medio de un país crispado y profundamente decepcionado por el regreso del PRI al poder, con la economía estancada, los salarios reales disminuidos y una creciente crítica internacional por los altos niveles de corrupción e impunidad que prevalecen en el país.

La casa encuestadora Parametría, presentó recientemente su análisis sobre la percepción del rumbo del país, el desempeño presidencial y las preferencias electorales de 2015.

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En la percepción del rumbo del país está claro que los ciudadanos viven una situación económica difícil, que se refleja en el deterioro de su calidad de vida. Sólo 17% de los mexicanos considera que su situación económica personal ha mejorado, mientras que 40% no ve expectativas de mejora en el futuro.

El Presidente de la República se encuentra en el nivel histórico más bajo de aprobación que haya existido para un Presidente en México desde que se lleva a cabo este tipo de estudios; seis de cada diez mexicanos afirman que vamos por el camino equivocado. 

En cuanto a la preferencia electoral, hay un evidente desplome del PRI y un ascenso del PAN. En preferencia efectiva, el PRI alcanza 31% de los votos, mientras que el PAN avanza hasta 27 por ciento. La izquierda se divide el voto principalmente a través del PRD (12%) y de Morena (10%). Mientras que el Partido Verde alcanza 10%, impulsado por su verdadero dueño, el PRI, con el objetivo de contrarrestar en el Congreso la caída del Revolucionario Institucional. Los demás partidos están con una alta posibilidad de perder su registro.

De estos datos se pueden derivar algunas conclusiones. Los ciudadanos están mostrando su rechazo a la forma en que el gobierno priista ha manejado la crisis de inseguridad y la economía, y no pasan por inadvertidos los escándalos de corrupción y de conflicto de intereses en los que están involucrados el propio Presidente de la República y algunos miembros de su gabinete.

El PAN comienza un camino de recuperación electoral. Muchos ciudadanos comparan el manejo responsable y eficiente de la economía en tiempos de Acción Nacional con el déficit, la devaluación y el endeudamiento que hoy presenciamos. También a la distancia está siendo mejor comprendida y valorada la decisión del expresidente Calderón de combatir frontalmente al crimen organizado.

En este contexto hay que pensar sobre el proceso electoral de junio y los enormes desafíos que enfrenta. Por un lado, sortear los intentos de los grupos que quieren impedir la elección en diversas zonas del país. El Estado mexicano no puede permitir ningún retroceso en la normalidad democrática; no hay causa social que justifique impedir el derecho de los ciudadanos a elegir a sus representantes. Otro desafío es lograr una alta participación ciudadana y superar el promedio de participación de las dos últimas elecciones intermedias, que es de sólo 43 por ciento. También está el reto de lograr una fiscalización eficiente de los gastos de campaña de los partidos y una vigilancia puntual a los recursos públicos para evitar cualquier forma de desvío.

Asimismo, los partidos políticos deberán medir su éxito no sólo por la cantidad de votos que tengan, sino por su capacidad de ofertar a la ciudadanía ideas y candidatos capaces de despertar confianza y esperanza. La campaña es una oportunidad inmejorable para que los propios partidos empiecen a reivindicar la política como el único mecanismo eficaz para la construcción del bien común. En la campaña hay que hablar con claridad y sin tapujos sobre el adversario. De contrastar historia, resultados y promesas, para que los electores tengan más elementos de decisión, de eso se tratan las campañas, así que no temamos ni eludamos el debate. Pero hagámoslo con respeto, altura de miras y, sobre todo, pensando en los ciudadanos. Hacer que la gente vuelva a creer que votar vale la pena y sirve para algo, es el principal reto en este año electoral.


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