17 de septiembre del 2014, diez de la mañana, el recinto de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se encuentra lleno en espera del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. El día de su 2º Informe ha llegado y se encuentra preparado para anunciar a los asambleístas y al resto de la población los logros de la ciudad en estos cortos, pero productivos 24 meses.
El semblante del jefe de Gobierno luce a su llegada como el de un hombre trabajador, un hombre cansado, pero dispuesto a tomar las decisiones necesarias para impulsar al Distrito Federal. Nada menos esperaríamos de alguien que describe una ciudad próspera y progresista, tal y como lo hizo frente a gobernadores, presidentes de ambas cámaras y liderazgos locales.
De acuerdo con Miguel Ángel Mancera, la Ciudad de México vive su mejor momento. Con leyes aprobadas y programas como el de Hoy No Circula, el Distrito Federal se encuentra en el camino correcto. Y es que durante casi dos horas, el jefe de Gobierno habló sobre la suspensión de la Línea 12 del Metro, las leyes de movilidad, el fondo de capitalidad, el salario mínimo y la Reforma Política.
Según Mancera, cada una de estas medidas impulsadas en lo que va de su gobierno han hecho del Distrito Federal una ciudad en movimiento. Sin embargo y con ningún afán de contradecir los dichos del jefe de Gobierno, hoy la Ciudad de México se encuentra más paralizada que nunca. A pesar de los cambios al Hoy No Circula, cada vez hay más desorganización vial; aún con el aumento al precio del Metro, los usuarios siguen contando con un servicio deficiente; a pesar de impulsar una ley de movilidad, el transporte público sigue sin ningún cambio, renovación o modernización, eso sí ahora estarán pintados de rosa y morado.
No es que no creamos en el trabajo del jefe de Gobierno y su gabinete, simplemente puede que vivamos en ciudades diferentes, porque aquí, en el Distrito Federal en el que vivimos casi diez millones de habitantes, las principales vías de comunicación se siguen inundando, las calles están llenas de baches y cada vez hay más basura porque no tenemos botes en las vías públicas y mucho menos una sola política de manejo de residuos.
No sólo eso, las marchas siguen afectando a miles de familias y trabajadores, el robo de autos, casa habitación y a mano armada siguen creciendo, mientras que el crimen organizado pareciera que cada vez se infiltra más en nuestras colonias. A eso se suma el desabastecimiento de agua, los conflictos vecinales como el de San Bartolo Ameyalco y la inexistencia de infraestructura o políticas públicas.
Así, Miguel Ángel Mancera inicia su tercer año como titular de la Jefatura de Gobierno con una ciudad que sólo existe en su discurso, la aprobación más baja en los últimos dos años (sólo 46% aprueba su gestión). Hoy Mancera está rebasado por los problemas que enfrenta su administración y en su Informe no dio ni una sola cifra que probara lo contrario.
Hace 15 años, Cuauhtémoc Cárdenas anunciaba la disminución de los robos a comercios y un plan claro de infraestructura. Hace 12, Andrés Manuel López Obrador anunciaba el desmantelamiento de casi 400 bandas y el adelanto de la construcción del segundo piso. Hace sólo seis, Marcelo Ebrard daría a conocer la inversión de 25 mil millones de pesos en política social y el programa de obras públicas más grande de la década.
El 17 de septiembre de 2014, Miguel Ángel Mancera anunció con bombo y platillo el cierre de la Línea 12 del Metro y el programa Hoy No Circula. La diferencia es enorme, pero aún le quedan cuatro años para cambiar sus políticas y enfocarse en trabajar en las necesidades reales del Distrito Federal y no sólo en palabras que se lleva el viento.
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