El debate. Anaya decepciona y Corral sube

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En el CEN del PAN al término del debate al acercarme a un amigo me atajó diciendo «a ver dime ¿quién ganó el debate? «

Estaba apenas analizando lo que había visto y oído.

Al tratar de encontrar una respuesta diplomática del tipo «estuvo muy parejo» se volvió a anticipar y dijo «En los debates siempre gana uno, no pueden empatar, gana uno de los dos ¿quién gano según tú?».

Ni modo, di mi punto de vista y aquí diré lo que respondí en ese momento y lo que pienso después de haberlo analizado ya con calma.

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La personalidad

Los dos son oradores brillantes, muy centrados, y en su discurso tienen dominio de los temas que tratan, ambos tienen mucha experiencia.

Las propuestas fueron en lo general similares, los dos hablaron de rescatar al Partido Acción Nacional, de unificarlo, de ganarle al PRI.

Javier Corral mostró mucho dominio en los temas sobre combate a la corrupción y demostró tener el carácter, la fuerza moral y política como para  convertir al partido en una verdadera oposición para el gobierno.

Sobre los mismos temas Ricardo Anaya se vio mesurado, a pesar de sus palabras dio la impresión de no querer confrontaciones extrapartidarias fuertes, aunque recalcó varias veces que haría frente a la corrupción en donde quiera que se dé, dio la impresión de que buscaría tratar de conciliar con el gobierno. Ricardo Anaya apeló a su carisma.

Hasta aquí el punto es para Javier Corral, fue convincente, enérgico, contundente.

La vida interna

En cuanto al tema de la reconciliación e inclusión, la capacitación y generación de cuadros, Javier Corral fue claro y con mucha energía, le hablaba a los descontentos del PAN, a todos aquellos que han sido marginados de los feudos actuales en los que se ha dividido el partido. Anaya parecía un vendedor de enciclopedias que nos recita con elocuencia el índice de las mismas pero sin haber leído el contenido. Parecía decir «si, si, vamos a ver cómo le hacemos para incluir a más».

De nuevo el punto para Corral.

Convicción

Sobre la convicción con la que dieron sus puntos, Javier Corral mostro estar plenamente convencido de lo que decía, mostró fuerza, voluntad y, aquí algo que me llamó mucho la atención, se veía enojado, no por impotencia, mostraba el enojo de quién ha tenido paciencia por mucho tiempo y ya harto, ha decidido poner un hasta aquí.

Ese enojo validó la convicción con la que señaló las carencias, los errores, la injusticia.

Ricardo Anaya soltó algunas frases que parecían tratar de calmar las aguas, para que no se descompusiera la actual forma de operar del grupo que lo apoya, parecía preocupado por no perder o aparentar no perder el control de un partido que desde hace años en su interior ha estado descontento con la dirigencia y con los oscuros acuerdos que algunos miembros del partido han tenido con el gobierno federal, y algunos gobiernos estatales (entre ellos Nuevo León, Puebla, Distrito Federal).

Ricardo Anaya invito a festejar los 100 años del escrito de Don Manuel Gómez Morín, el escrito titulado 1915. Quienes sepan de la historia del partido entenderán la pifia en la que incurrió Anaya, ese documento se escribió en 1926.

El punto fue para Corral.

El Padrón

Con respecto al padrón ambos contendientes lo tienen en su lista de pendientes. La única diferencia es cuando lo piensan atender.

Corral desde el inicio de la campaña señaló que el padrón está amañado y que eso hacia inequitativa la elección.

Como ya se sabe, Corral impugnó ante el tribunal al padrón y pide, que desde ya, se atienda este punto y si es necesario, que se suspenda la elección hasta que se depure el mismo.

Por el otro lado, Anaya tiene en su decálogo atender el asunto del padrón, pero promete hacerlo en algún momento en el futuro. Promesa que huele y sabe a promesa tipo PRI. Anaya literalmente acepta que el padrón debe ser confiable, lo que quiere decir que acepta que actualmente no lo es.

Aquí el asunto es o que el equipo de asesores de Anaya comete un error garrafal, en un afán de arrebatar las banderas de su contendiente y tratar de minimizarlas suma el asunto del padrón a la lista del Decálogo de Anaya intentando burlar la inteligencia de los militantes.

Corral sorprende al «Joven Maravilla» y le propone firmar una carta que ya llevaba elaborada y firmada en donde se comprometería a solucionar el asunto del padrón de inmediato.
La exigencia de Corral sobre el padrón se queda sin responder, Anaya queda entrampado entre su propio decálogo y su verdadero actuar, recientemente ha salido a la luz que entre las más de doscientas mil firmas supuestamente acumuladas por Ricardo Anaya, muchas fueron falsificadas.

Punto para Corral.

Antes de pasar al siguiente punto, en el momento que escribo estas líneas ha sido publicado por el tribunal que se ha desechado la petición de Javier Corral de detener la elección hasta que no se audite  el padrón, un resultado que habla de quienes tenían a cargo la impugnación y que evidentemente plantearon mal. La soberbia siempre es un mal consejero.

Integridad, lealtad, honrar la palabra empeñada

El último punto que discutiré aquí me hizo definir mi voto.

En este punto, tengo que hacer un pequeño paréntesis que es necesario narrar para que pueda entenderse que fue lo que definió mi voto.

Javier Corral, días antes, se presentó en el Comité Directivo Regional del DF y durante su discurso habló sobre el debate, y ofrreció dar unl debate sin agresiones personales centrado en la parte propositiva. Corral manifestó que su participación sería en ese tenor. sin agresiones personales.

El audio está disponible aquí.

 

 

Regresando al día del debate, Ricardo Anaya empieza en su primer intervención y es el que falta a la palabra empeñada, yo escuche el debate en el CEN del partido y en el momento de iniciar las agresiones por parte de Anaya contra Corral, el comentario de varias personas que estaban cerca de mi fue: «así es el Niño Maravilla», «empieza la guerra sucia»,  etc.

Se dice que hay una regla en la competencia política. «Si vas arriba NO ataques», se suponía que Anaya iba arriba y atacó primero, demuestra debilidad. 

La respuesta de Corral me dejó ver que el ataque de Anaya lo agarró por sorpresa, pero como era de esperar no se quedó callado y tuvo que contestar y sepultó a Anaya.

A mí, en lo personal, el ataque inicial me dejó ver una faceta de Anaya que no me gustó, traicionar la palabra empeñada, mentir, dar atole con el dedo.

Javier Corral, supo utilizar este ataque para demostrar que Corral puede responder a situaciones inesperadas.

Punto para Corral.

¿Quién ganó?

El debate desde mi punto de vista si tuvo un ganador, y fue Javier Corral.

Pero el triunfo no queda nada más en un triunfo en el mismo debate, el triunfo de Corral va mucho más allá, fue contundente, claro y lo más importante convincente y muchos están cambiando el sentido de su voto.


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