Durante casi un año, en el PAN del DF estuvimos trabajando en una propuesta que reflejara la visión de Acción Nacional y su lucha histórica por dotar de autonomía a la ciudad y democratizarla.
La democracia como sistema de gobierno no sólo se refiere a los mecanismos y las reglas para elegir a los gobernantes o a la distribución del poder político, es decir, supera el mero proceso de contar con elecciones transparentes y contiendas equitativas.
La democracia para que adquiera sentido, significa las condiciones indispensables para que el gobierno responda mejor a sus habitantes. Un sistema en el que la voz de los ciudadanos no sólo se expresa esporádicamente en las urnas y se ignora el resto del tiempo.
En un sistema democrático debemos contar con esquemas de rendición de cuentas, equilibrios políticos, eficacia en la acción de gobierno, imparcialidad en las decisiones públicas y descentralización del poder.
Esa es la reforma que impulsa Acción Nacional para la capital del país, donde no deberíamos ser la excepción sino el ejemplo.
En los últimos días vuelve a estar en el centro de la agenda pública la discusión de la Reforma Política para el Distrito Federal.
Desde que inició este sexenio, se enlistó como uno de los temas en los que había coincidencia entre las principales fuerzas políticas y se plasmó como el compromiso número 91 del fenecido Pacto por México[1].
Para nosotros, sin embargo, la Reforma Política del Distrito Federal es una bandera histórica de Acción Nacional, no una oportunidad política de consolidación del poder.
Durante casi un año, en el PAN del DF estuvimos trabajando en una propuesta que reflejara la visión de Acción Nacional y su lucha histórica por dotar de autonomía a la ciudad y democratizarla.
La reforma política del Distrito Federal va mucho más allá de una serie de cambios administrativos, regulatorios o de organización. Incluso, de una reasignación de atribuciones o facultades entre órganos de gobierno. Plantearnos cuál es la reforma política que necesita nuestra ciudad es interrogarnos sobre el modelo de ciudad que queremos.
Acción Nacional busca una reforma que beneficie de manera tangible y directa a los habitantes de la Ciudad de México, que en verdad ponga en el centro del interés público y en el centro de las decisiones a los únicos actores que importan, quienes deben ser siempre el fin último de toda acción política: las personas.
Cualquier reforma política que se plantee para esta ciudad debe pensarse en su contexto único y fatal, somos una zona metropolitana con alrededor de 20 millones de habitantes que todos los días interactúan: recorriendo numerosos kilómetros para realizar sus actividades, demandando servicios públicos eficientes para gozar de una mejorar calidad de vida, disfrutando de las actividades y espacios que la ciudad ofrece para su recreación y esparcimiento, y siendo, con todo ello, el motor que da vida a la zona económica más pujante del país.
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[1]El punto de partido para la cristalización de la tan anhelada reforma política de nuestra ciudad gravitaba alrededor de cinco puntos: a) Denominación (Ciudad de México), b) Constitución propia, c) Revisión de las facultades del Jefe de Gobierno y de la Asamblea Legislativa del DF, d) Gobierno delegacional o equivalente con representación plural y proporcional, y e) Esquema que considere el carácter de la ciudad como capital de la República.
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