¡Órale, raza! Bienvenidos a esta entrega de De Votos y Otros Políticos Nonsanctos, donde desmenuzamos la podredumbre política con una dosis de chile piquín para que pique bien sabroso. Hoy, el chisme está que arde: el Tío Sam, con Donald Trump de nuevo al mando en 2025, sigue su cruzada contra los políticos mexicanos que andan de la manita con el crimen organizado. ¿La principal patada en el trasero? Revocarles la visa, como si fueran chamacos castigados sin ir al McDonald’s. Y el último en la lista es el exgobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, del PRI, a quien le cancelaron el pase yankee en julio pasado. ¡Pobre carnal! Después de 37 años de ir y venir a gringolandia, ahora se queda viendo las fotos de Las Vegas en su celular.
Pero espérense, que la cosa se pone más jugosa. Según un reporte de Reuters del 14 de octubre, el gobierno de Trump ha revocado visas a más de 50 políticos mexicanos, y la mayoría son de Morena, el partidazo en el poder. ¡No mames! Imagínense: estos cuates, que juran ser la cuarta transformación pura y santa, ahora no pueden ni cruzar la frontera para comprar sus chelas en Walmart. Fuentes anónimas –porque nadie quiere que les caiga el chingadazo– dicen que es parte de una ofensiva contra los cárteles y sus aliados en la política. Rubio, el secretario de Estado, anda empujando esto como si fuera su venganza personal. ¿Será que Trump quiere limpiar el patio trasero antes de armar su muro 2.0?
Ironía del destino, ¿no? Aquí en México, los de Morena gritan «¡primero los pobres!», pero al parecer, algunos andan más con los narcos que con el pueblo. Y Astudillo, que gobernó Guerrero en medio de balaceras y desaparecidos, confirma: «Sí, me quitaron la visa, pero estoy a las órdenes de quien me llame». ¡Ja! ¿Órdenes de quién? ¿Del cártel o de la justicia? Sarcasmo aparte, esto huele a que los gringos están mandando un mensajito: «Si bailan con el diablo, no vengan a nuestra fiesta». Mientras, en redes como X, la gente se desata: «¡Morena, el partido de los sin visa!», bromean unos, y otros especulan que pronto veremos a más «nonsanctos» haciendo fila en la embajada.
En fin, banda, esto es puro teatro tragicómico. Los políticos corruptos se quejan de la «injerencia yankee», pero ¿y sus nexos con el crimen? Ahí sí, mudos como momias. ¿Resultado? Más de 50 sin su pase dorado, y México sigue en el ojo del huracán. ¿Se limpiará la clase política o solo cambiarán de socio? ¡Quién sabe! Pero una cosa es segura: sin visa, sus vacaciones en Miami se fueron al carajo.
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