De la cancha pareja

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Acostumbrados a la desigualdad en todo nuestro país, crecemos con la idea de que se debe competir en absoluta disparidad. No es extraño que en sus inicios nuestros deportistas disputen torneos, por ejemplo, en canchas inclinadas; que nuestros atletas corran casi descalzos contra individuos perfectamente equipados.

Esta manera de ser, abusiva por un lado —de quienes detentan la cancha o ponen las reglas— también genera una dinámica de sumisión por el otro.

La creatividad mexicana —como eufemísticamente se le llama a la vocación por la trampa de algunos de nuestros connacionales— ha llegado a niveles de castigo internacional, como lo fue cuando no pudimos asistir al mundial de futbol en Italia por haber metido cachirules (gente de mayor edad que la permitida) a competir. La necesidad de ganar en un país habituado a la derrota, obliga a legitimar cualquier tipo de engaño que hacen palidecer y ver infantil a Tom Brady y sus Pats desinflando balones.

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En materia político-electoral, el país se hizo famoso el siglo pasado por las tretas del PRI. El relleno de urnas, el voto de los muertos, los carruseles de votantes y otra gran cantidad de trampas y mañas que eran la envidia de cualquier sistema totalitario. La oposición en este país, se desarrolló entre la abierta y violenta represión, y cuando ganaba tenía que sortear —eso sigue vigente— gran cantidad de obstáculos extra legales para demostrar más de una vez su triunfo.

Así pues que, para nuestra desgracia general, estamos acostumbrados a pedir «cancha pareja» y a gritar «árbitro vendido». Esas son las condiciones básicas en que se desarrollan nuestras competencias de todo tipo.

El día de ayer apareció un desplegado en diversos medios impresos solicitando «cancha pareja» para los candidatos independientes. En efecto no la tienen, porque han osado retar a los partidos enquistados en su burocracia y anquilosados en sus planteamientos. Como en el pasado, quienes se sienten amenazados, recurren a todo tipo de tropelías para impedir la llegada de los que no quieren ir de su mano. Reglamentar la competencia adecuadamente, dejar la cancha pareja, es lo que toca. Que se puede abusar de la posibilidad, cierto (ya podemos imaginar al PRI promoviendo la candidatura independiente de Carmelita Salinas o de Laura Bozzo). No será el único derecho del que se abuse, pero ser tratado como delincuente por querer ser candidato es inadmisible.

OEA. Citada para todo lo que le conviene a cierto sector, pero omitida en lo políticamente incorrecto, la OEA felicitó al Teletón por su labor. Más allá de las fobias que despierta Televisa y su participación en esa entidad, el trabajo con los niños es impresionante. Si alguien tiene la cancha dispareja son los niños, y doblemente los discapacitados.


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