Cuando hablamos del gobierno

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No han cumplido los dos años y atraviesan ya por una de las mayores crisis de gobierno que se hayan visto en décadas. Hablamos del gobierno de los que “sí tienen oficio”, de los expertos en hacer política y tomar decisiones. Hablamos del gobierno de los que saben “cómo se hacen las cosas”, los que saben “manejar el poder”, los que eran todo menos “ingenuos”.

También hablamos del gobierno que decidió emprenderla contra todos. Subieron los impuestos a los que votaron por ellos, a los que los apoyaron y defendieron y a los que no, también. También hablamos del gobierno que formó un grupo de empresarios a los cuales favorecer con obra pública y pasaron por encima de los demás empresarios ya establecidos. No importa si se trata de carreteras, trenes o medicinas. Ellos venden de todo. Hablamos del gobierno en el que las licitaciones las gana el sexto lugar. Hablamos de un gobierno que, a la fecha, ha sido incapaz de mostrar una decente declaración patrimonial de sus funcionarios de primer nivel.

Hablamos de un gobierno que ante todo, y ante todos, carece de sensibilidad. Lo que hemos visto esta semana es una muestra clara de que los problemas enseñan lo que son las personas. A problemas reales salieron con el “manejo de la expectativa”. No tienen prisa, parece que nada, que no sea dinero, les interesa. El lunes anunciaron que el jueves harían un anuncio. El jueves anunciaron que el lunes presentarían iniciativas. Patear el bote hacia delante.

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Una de las preocupaciones que se escuchan estos días es la de quién ayuda al Presidente, quién lo asesora. Se trata de un equipo pequeño y chiquito: pequeño en número y chiquito en tamaño. Ante una crisis que, como bien dice Guillermo Valdés, es institucional, de conducción, de liderazgo, de confianza y credibilidad, ante eso responden con un evento ridículo como si se tratara de un Informe de gobierno. ¿Les costaba mucho pedir perdón por la incapacidad? Hubieran recuperado algo de confianza y de credibilidad. Pero este es un gobierno insensible. Por eso en medio de la crisis general se les ocurre un evento en el que aplaudan al Presidente. ¿De qué le aplaudieron?

Fue un evento más para exponer al Presidente. Decidieron proponer reformas, como si estuvieran en campaña. ¿Y qué acciones harán ellos? Porque del evento se desprende que la culpa es de los municipios y la solución la tiene el Congreso. El gobierno dice: Ustedes hagan, ustedes decidan, ustedes fueron, no es mi responsabilidad, yo no fui, yo quise pero no pude, yo no sabía, yo quisiera pero no está en mis manos. Pasar la responsabilidad como forma de gobierno.

El gobierno que presumía de tener “todo en control” es una absoluta anarquía. Hipotecado al empresario Hinojosa que al parecer tiene a todo el gobierno en un multifamiliar de lujo, el gobierno cada día muestra nuevas fisuras. Las grillas internas desbordan los medios, los golpes bajos. Confunden a sus adversarios, no saben utilizar las palabras y ponen al Presidente —a quien evidentemente han dejado de cuidar— a hablar de desestabilización, a la esposa a regañar, a los aliados los maltratan y a los demás los desprecian.

Cuando hablamos del gobierno, hablamos de un gobierno que no conoce la sensibilidad ni la austeridad. De todo quieren hacer un evento. Viven en un spot. Quizá por eso se les ocurrió que era muy buena idea que el Presidente, después de un evento en el que dijo que “todos somos Ayotzinapa”, participara en un reconocimiento a Manuel El Loco Valdés. La foto es elocuente y habla por sí misma. En esas estamos.


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