Confianza del Consumidor: ¿Estabilidad engñosa?

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La confianza del consumidor en México se mantiene estancada, según el más reciente informe del INEGI correspondiente a mayo de 2025. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) se ubicó en 46.7 puntos, cifra idéntica a la del mes anterior, lo que en el ambiente oficialista podría presentarse como una señal de estabilidad, pero que para un análisis más profundo, levanta serias interrogantes sobre el verdadero pulso de la economía familiar mexicana.

A pesar de la retórica oficial, la realidad es que este nivel de «estabilidad» se da en un contexto donde el poder adquisitivo de muchas familias se ve mermado por la inflación y la precariedad laboral. La permanencia del índice en el mismo punto no necesariamente implica bonanza o tranquilidad, sino más bien una especie de meseta que podría reflejar un estancamiento en la percepción de mejora económica por parte de los ciudadanos.

El informe detalla que la percepción sobre la situación económica actual del país alcanzó los 52.1 puntos, sin variaciones significativas respecto a mayo del año pasado. Si bien este dato podría interpretarse como una ausencia de deterioro, también es cierto que no muestra avances sustanciales que denoten una recuperación sólida o un crecimiento que realmente beneficie a la mayoría. Los ciudadanos de a pie, que no se guían por las frías estadísticas sino por lo que viven día a día en sus bolsillos, pueden sentir que esta “estabilidad” es más bien una inmovilidad que les impide avanzar.

Un punto que el informe resalta como positivo es el indicador de posibilidades de compra de bienes duraderos (muebles, electrodomésticos, etc.), que llegó a 32.0 puntos, el nivel más alto desde 2008. Esto, a primera vista, podría sugerir un mayor optimismo de los mexicanos para adquirir bienes. Sin embargo, es fundamental analizar si estas compras se realizan con recursos propios o si la población está recurriendo a un mayor endeudamiento para satisfacer estas necesidades, lo que a largo plazo podría generar un riesgo para la economía familiar. En un entorno donde los salarios no crecen al mismo ritmo que los precios, el acceso al crédito se vuelve una herramienta de doble filo que, si no se maneja con cautela, puede ahogar a las familias.

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Por otro lado, la expectativa de ahorro muestra un dato interesante: el 52.9% de los mexicanos prevé guardar parte de sus ingresos en los próximos 12 meses. Esta intención, que podría sonar alentadora, contrasta con la realidad de muchos que apenas logran cubrir sus gastos básicos. ¿Es esta una intención genuina de ahorro o una necesidad forzada ante la incertidumbre económica y la falta de oportunidades de inversión atractivas? La precaución se vuelve una constante en la vida del ciudadano común, quien prefiere guardar ante un futuro incierto.

Finalmente, el informe menciona que 2 de cada 5 mexicanos consideran posible salir de vacaciones este año, con un índice de 41.8 puntos. Si bien representa un deseo latente de esparcimiento, también nos recuerda que una gran parte de la población no tiene la posibilidad económica de planificar un descanso. La brecha entre quienes pueden disfrutar de este tipo de lujos y quienes luchan por llegar a fin de mes sigue siendo una preocupación.

En conclusión, los datos del INEGI sobre la confianza del consumidor en mayo de 2025, si bien son presentados como estables, invitan a una lectura crítica. La aparente calma en los números podría esconder una realidad económica más compleja y desafiante para las familias mexicanas, que a diario se enfrentan a un panorama de incertidumbre y a la erosión de su poder adquisitivo. Es crucial ir más allá de los titulares y entender las implicaciones reales de estas cifras para la vida de millones de mexicanos.


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