La posibilidad de cancelar los comicios por falta de garantías está sobre la mesa.
Cumplido el primer tercio de la contienda, el Instituto Electoral del Distrito Federal convocó a los partidos políticos a la firma de un Acuerdo de Civilidad. Reforzar la contención antes de que termine de quebrarse.
El llamado del árbitro, si no tardío, es apenas justo. Pues pide que no se desvíen recursos públicos cuando casi los amarillos ya terminaron de repartir las despensas, el cemento, las láminas y hasta los tenis. Solicita no afectar la propagada en la vía pública cuando hay candidatos con pobres estrategias de campaña que se basan más en romper y pisar los anuncios del contrario que en colocar los propios. Y exhorta a la civilidad y a evitar el uso de la violencia cuando la sangre ya corrió.
No sin preocupación podemos darnos cuenta en los diarios, las páginas de política y elecciones se han convertido prácticamente en la sección policiaca: “Gresca en Cuajimalpa. Ataque inició hace un mes”, previo al enfrentamiento la PGJDF había acumulado ya 13 averiguaciones previas por agresiones entre el PRD y el PRI, así fue la primera plana de la sección Comunidad, de Excélsior. La batalla campal además de daños materiales, dejó 25 lesionados de ambos militantes y seguidores de ambos partidos políticos.
Sin embargo, hace unas semanas, en un mercado de la Miguel Hidalgo, panistas y perredistas se jalonearon y empujaron, provocando que se lastimara una bebé que iba en los brazos de un adulto. Unos cuantos días atrás, en Iztapalapa la familia disfuncional de los Morena y los PRD a nada estuvieron de que los insultos y amagos terminarán en tragedia.
Los focos rojos se han encendido fundamentalmente en Cuajimalpa, Coyoacán, Miguel Hidalgo, Iztapalapa y Gustavo A. Madero, a juzgar por IEDF. La posibilidad de cancelar los comicios por falta de garantías está sobre la mesa.
Satisfechos pueden estar los violentos con el mensaje enviado al electorado. Tan injustificable como imperdonable es que en una competencia, donde lo que por naturaleza debía estar en juego son las ideas y las propuestas, algunos busquen definirla en el insulto, las trampas y la violencia. Votar entre golpes no es opción .
Es lamentable que, además, de una posible cancelación de los comicios, este proceso pudiese pasar a la historia de las campañas en el Distrito Federal como aquel con más aspectos negativos, como el de las muchas caras y las pocas ideas colgando en mantas en las calles y que poco se ofreció a los ciudadanos para distinguir entre proyectos.
El llamado a la civilidad debe permear, los partidos que albergan a los violentos deben mostrar respeto y comportarse a la altura de las exigencias de una ciudadanía que está cansada de los insultos, las agresiones y las mentiras.
Si bien, la Procuraduría capitalina a través de la Fiscalía Central de Investigación para la Atención de Asuntos Especiales y Electorales debe investigar sin sesgo partidista y consignar a los responsables, a todos, sin importar el apellido ni el cargo y el gobierno debe garantizar condiciones de tranquilidad para el buen desarrollo de la contienda y la realización del día de la votación; es un error que los partidos políticos se replieguen, solamente, en el reparto de culpas y en el chantaje de retirarse de la contienda.
Las amenazas y los enfrentamientos no son hechos aislados, pero la ciudadanía no debe pagar los platos rotos, producto de la incapacidad de los contendientes de privilegiar la prudencia y la tolerancia inherentes al quehacer político.
Es momento de parar y poner orden en las campañas. En la violencia sólo hay perdedores. El descrédito de la democracia es una hipoteca muy cara para la ciudad y para todo el país.
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