Inicio Editorial ¿Sheinbaum Cubrirá a AMLO en el Huachicol?

¿Sheinbaum Cubrirá a AMLO en el Huachicol?

Cero Impunidad: ¿Un Límite Para López Obrador?

El compromiso de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con la «cero impunidad» en casos de corrupción, como el denominado «huachicol fiscal», la ha colocado ante el primer y más delicado dilema político de su naciente administración: cómo conciliar la promesa de justicia implacable con la defensa pública y enfática de la integridad moral de su antecesor y jefe político, el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Este cruce de mensajes no solo genera una interrogante sobre la congruencia del nuevo gobierno, sino que establece el estándar con el que será evaluada su autonomía institucional.

En un contexto de escándalos que se remontan al sexenio anterior, surge un dilema ético y político: ¿cumplirá Sheinbaum su promesa de «no esconder ni defender a nadie» o priorizará la lealtad al fundador de Morena?

El Contexto del «Huachicol Fiscal»

El caso del huachicol fiscal se refiere a una vasta red de contrabando de hidrocarburos que operaba en aduanas y puertos mexicanos, un esquema que implica la defraudación al fisco por miles de millones de pesos. Las investigaciones, que salieron a la luz pública con la detección de anomalías por parte de la Secretaría de Marina (SEMAR) a finales del sexenio anterior, han derivado en órdenes de aprehensión e implicación de funcionarios, incluyendo elementos de las Fuerzas Armadas que habían sido encomendados a la custodia de las aduanas.

Si bien la detección y la denuncia inicial se gestaron bajo la administración saliente, las operaciones de esta red ocurrieron, en gran medida, durante el periodo 2018-2024. La lógica política elemental sugiere que una red de esta magnitud y alcance, que involucra a actores federales, requiere de al menos una combinación de negligencia institucional o complicidad tácita en los niveles jerárquicos superiores para prosperar durante años. Es en este punto donde la promesa de impunidad colisiona directamente con el legado del expresidente.

El Doble Mensaje de Sheinbaum

El discurso de la presidenta Sheinbaum sobre este tema se articula en dos ejes que, analíticamente, se contraponen:

  1. El Eje de la Justicia: La mandataria ha sido enfática al asegurar que su gobierno actuará «tope hasta donde tope» y que no habrá impunidad, incluso si los involucrados son miembros de las Fuerzas Armadas. Este mensaje es esencial para legitimar a su gobierno como continuador de la lucha contra la corrupción, garantizando que el huachicol fiscal no será un expediente cerrado o maquillado.

  2. El Eje de la Lealtad: De forma paralela, y ante los señalamientos mediáticos que buscaron vincular el esquema con el entorno del expresidente, Sheinbaum ha defendido con vehemencia a AMLO, calificándolo como un «hombre íntegro» cuya reputación es conocida por el pueblo de México. Al desestimar estas críticas como ataques políticos sin sustento, la presidenta establece una línea roja clara de defensa para su antecesor y su familia.

Sin embargo, esta postura choca frontalmente con su percepción de AMLO. En múltiples intervenciones, Sheinbaum ha calificado al expresidente como «una persona íntegra y honesta», un baluarte moral contra la corrupción neoliberal. Durante un mitin en Palacio Nacional el 8 de octubre, reiteró: «El presidente López Obrador transformó México sin un solo acto de corrupción personal». Esta narrativa no solo exalta el legado de AMLO, sino que lo posiciona como intocable, incluso ante evidencias que vinculan su administración a los mismos expedientes que ahora su sucesora promete desentrañar. Por ejemplo, el expediente del huachicol en Pemex, que involucra a funcionarios cercanos al exmandatario, proviene directamente de investigaciones iniciadas en 2022 por la Secretaría de Hacienda bajo su mando.

Esta aparente contradicción genera interrogantes sobre la congruencia de Sheinbaum. Políticamente, Morena depende de la cohesión interna; cualquier investigación que implique a AMLO podría fracturar el partido ante las elecciones intermedias de 2027. Analistas como Denise Dresser han advertido que «Sheinbaum camina en una cuerda floja: la justicia selectiva erosionaría su credibilidad». Por otro lado, la presidenta podría argumentar que las culpas recaen en «ratas infiltradas» en el sistema, una táctica ya usada por AMLO para desviar responsabilidades. Datos de Transparencia Internacional muestran que México subió solo un puesto en el Índice de Percepción de Corrupción en 2024, estancado en 126 de 180 países, lo que subraya la urgencia de acciones concretas.

El Dilema Político de la Congruencia

El análisis se centra en la dificultad de sostener ambos postulados simultáneamente. Si el combate a la corrupción es un principio irrestricto, la integridad de un individuo, por muy alto que sea su cargo anterior, debería ser un asunto a confirmar por la investigación y no una premisa política. La defensa categórica de AMLO, antes de que las investigaciones concluyan, puede interpretarse como una señal política a la Fiscalía y a otros órganos investigadores para limitar el alcance de las pesquisas, protegiendo al círculo más cercano del poder saliente.

El verdadero examen de la «cero impunidad» no radica en perseguir a los eslabones operativos (funcionarios menores o militares implicados), sino en determinar si la cadena de mando o la inacción institucional que permitió el huachicol fiscal durante el sexenio pasado será investigada sin miramientos. Si la investigación se detiene justo en la frontera del círculo íntimo del expresidente, el compromiso de la presidenta Sheinbaum con la justicia quedará marcado por la lealtad política.

El desenlace de este caso será, por tanto, el primer gran indicador de si el nuevo gobierno operará con una autonomía real o si la justicia en la Cuarta Transformación estará sujeta a una excepción fundacional para proteger al liderazgo moral e histórico del movimiento.

En este escenario, la verdadera prueba vendrá en los próximos meses. Si la Fiscalía General de la República (FGR) archiva casos clave o limita las indagatorias a figuras menores, se confirmaría una excepción para el «jefe político». Alternativamente, una depuración imparcial fortalecería la «Cuarta Transformación» como movimiento genuino. Sheinbaum, con su doctorado en ingeniería y trayectoria académica, ha proyectado una imagen racional y técnica; fallar en la coherencia podría alienar a votantes independientes, que representaron el 25% de su victoria en 2024 según encuestas de Mitofsky.

En resumen, las palabras de Sheinbaum evocan esperanza, pero su lealtad a AMLO plantea riesgos. México necesita líderes que prioricen la transparencia sobre la afinidad. Solo el tiempo dirá si esta presidenta optará por la justicia o por la preservación del mito fundacional.


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