Segunda llamada respecto al T-MEC, segunda

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EU acaba de convocar a un primer panel ambiental, bajo el marco del T-MEC, en el que acusa a autoridades mexicanas

Cuando Joe Biden asumió la presidencia de Estados Unidos, a principios del 2021, era evidente que la agenda ambiental sería su bandera durante los cuatro años de su mandato. Él así lo afirmó ante sus compatriotas, de manera más que enfática, y no fuimos pocos los que advertimos aquí sobre las consecuencias de ello.

México firmó en 2016 el Acuerdo de París, el cual nos obliga a que en el año 2024 la energía limpia que use la industria represente al menos un 35% del total. Ese compromiso no se cumplirá, obviamente. Pero bueno, ojalá todo fuera un acuerdo mundial en el que los países no pueden ser penalizados por incumplimiento.

El problema es más complicado que eso, sin embargo, debido al tratado comercial vigente entre México, Estados Unidos y Canadá, el T-MEC. Antes de que Biden asumiera la presidencia de su país, escribimos en este espacio lo siguiente: “En ese tratado hay un capítulo específico, el 24, que establece todas las disposiciones ambientales a las que estamos obligados. A Trump eso le hubiera valido un sorbete, pero ciertamente no a Biden. Esto es preocupante, pues los eventuales procedimientos de impugnación a las políticas ambientales de México podrían convertirse en un tris en barreras comerciales por parte de Estados Unidos”.

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Bueno pues como dice el dicho, no hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague. Hace unos días John Kerry, el enviado especial de Biden a cargo de la agenda climática, se reunió con el presidente López Obrador para tratar el asunto. Kerry, hay que recordarlo, tiene un gran peso político, pues fue el candidato demócrata a la presidencia de su país en 2004. ¿De qué hablaron los dos? Pocos podrían saberlo, pero de que tocaron el asunto ambiental y el T-MEC, incluyendo las posibles consecuencias de aprobarse la contrarreforma eléctrica, seguramente lo hicieron.

Hace menos de un mes Jennifer Granholm, la secretaria de Energía de Estados Unidos, ya nos había visitado para advertir a nuestras autoridades de otro aspecto de la contrarreforma eléctrica que se contrapone también al T-MEC: la falta de competencia económica que se derivaría si se aprueba esa iniciativa. Esto contravendría las obligaciones expresas del tratado que tratan de asegurar que haya un piso parejo entre los socios. El asunto económico es aún más espinoso que el ambiental, y eso sin contar los litigios en el ámbito nacional y en el del arbitraje internacional que podrían emprender las empresas involucradas. De aprobarse la contrarreforma eléctrica, no pocas empresas con inversiones en el sector buscarían que hubiese un resarcimiento.

Pero volviendo al tema ambiental, no está de más reproducir aquí el inicio del artículo 24.13 del T-MEC: “Cada Parte alentará a las empresas organizadas o constituidas conforme a sus leyes, o que operen en su territorio, a adoptar e implementar las mejores prácticas voluntarias de responsabilidad social corporativa que estén relacionadas con el medio ambiente”. Estados Unidos acaba de convocar a un primer panel ambiental, bajo el marco del T-MEC, acusando a las autoridades mexicanas por incumplir con la protección de la vaquita marina y la totoaba. Por más lamentable que es el descuido de esas especies endémicas de México, eso sería apenas el comienzo de la avalancha legal que sobrevendría tras la contrarreforma.


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