Una joven de nombre Lily Phillips se dio a conocer no tanto por su página en la red Only Fans, en la que vendía contenido de carácter sexual o en producciones pornográficas, sino por tener relaciones con 100 hombres, algo que le dejó secuelas tanto en lo físico como en lo psicológico, algo que no impidió que anunciara que próximamente buscaría hacerlo con mil personas en febrero en 24 horas, lo que representa que a cada uno de los participantes le corresponderá minuto y medio.
Es algo contradictorio, en especial en una época en la que se busca eliminar la sexualización de las mujeres y que se evite seguir utilizándolas como objetos, ya sea comerciales o sexuales, pero que no puede terminar por los ingresos económicos que genera a quienes permiten este tipo de situaciones.
La sexualización se refiere a la tendencia de valorar a una persona únicamente por su atractivo físico o comportamiento sexual, reduciéndola a un objeto sexual y desestimando otras cualidades y capacidades. Este fenómeno es especialmente preocupante cuando se impone una sexualidad adulta a niñas, niños y adolescentes que no están emocional, psicológica ni físicamente preparados para ello, interfiriendo en su desarrollo natural y saludable.
Los aspectos negativos de la sexualización son numerosos y afectan tanto a nivel individual como social:
– Impacto en la salud mental: La sexualización puede conducir a problemas como baja autoestima, ansiedad, depresión y trastornos alimentarios, especialmente en niñas y adolescentes.
– Cosificación: Las personas son percibidas y tratadas como objetos sexuales, lo que disminuye su dignidad y puede facilitar actitudes y comportamientos de violencia y discriminación.
– Distorsión de la autoimagen: La exposición constante a estereotipos sexualizados puede llevar a niñas, niños y adolescentes a adoptar comportamientos y estilos de vida inapropiados para su edad, acelerando su transición de la niñez a la adolescencia y afectando su desarrollo personal.
– Riesgo de explotación: La sexualización temprana puede aumentar la vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes a diversas formas de explotación y abuso sexual.
– Reforzamiento de estereotipos de género: La sexualización perpetúa roles de género limitantes, afectando las oportunidades y el desarrollo pleno de las personas, especialmente de las mujeres.
Es fundamental reconocer y abordar la sexualización en nuestra sociedad para proteger el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes, promoviendo una visión que valore a las personas por su totalidad y no únicamente por su apariencia física.
Y también es un tema que deja la duda de si puede más la ambición económica que todos los discursos que buscan que las mujeres dejen de ser percibidas como simples objetos de deseo y aspiren a la equidad en todos los ámbitos.
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