La crítica por la enorme cantidad de dinero que reciben los partidos políticos en México y el estilo de vida de muchos de sus militantes –incluidas sus lujosas propiedades o negocios que hacen al amparo de la política– es algo válido y con la que muchos ciudadanos coinciden, tema que se manifiesta en buena parte de las abstenciones en las jornadas electorales.
Pero no se debe olvidar que la crítica es hacia todos los partidos, pues ninguna se salva de estos señalamientos, por las propiedades en Campeche de Alito Moreno, la trama del Cártel Inmobiliaro que salpica a la actual dirigencia nacional del PAN, las acusaciones en contra de Samuel García de Movimiento Ciudadano y, por supuesto, las sospechas sobre el origen de la fortuna de Pedro Haces en Morena –que también cuestiona Claudia Sheinbaum–, así como el nepotismo que es común a todos los partidos o la manera en que se lucra con los puestos de gobierno.
Así que llama la atención que el diario La Jornada, vocero del partido oficial, se lance en contra de Somo México –organización que busca obtener su registro como partido político–, acusándolo de «lucrar a expensas del erario» y de quienes son parte de su proyecto político, pero sin reconocer que en Morena también hay quienes hacen lo mismo, incluso sin reconocer que este partido no regresó las prerrogativas que prometió para cumplir con aquello de la «austeridad republicana» y seguir recibiendo más de 2 mil millones de pesos en prerrogativas.
La Jornada, en su editorial del pasado 15 de febrero, señala que «es preciso señalar que el actual modelo político-electoral está diseñado de tal manera que atrae a esta laya de sinvergüenzas: mientras los partidos reciban cifras tan elevadas como injustificables de dinero público, será inevitable que la política sea percibida como un botín por individuos inescrupulosos».
Y aquí cabe la pregunta, ¿qué es más inescrupuloso que cambiar de partido para seguir lucrando con el cargo y mantener negocios, familiares en la nómina, control en las candidaturas e influencia para alcanzar sus muy particulares objetivos? Porque hay que recordar la enorme cantidad de expriístas, expanistas y experredistas que se encuentran en Morena, haciendo lo mismo que hacían en sus expartidos.
Es claro que es un reclamo válido, pero no se debe utilizar para atacar a un adversario incómodo, porque –varios han señalado parafraseando a Carlos Monsiváis– «la verdadera doctrina de los populistas autocráticos es la hipocresía».
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