Tradicionalmente, cada fin de año la revista británica The Economist publica una portada en la que con un diseño llamativo busca sintetizar los temas que los editores de dicha publicación consideran que serán los más comentados en los 12 meses por iniciar.
La época decembrina actual no ha sido la excepción y como en anteriores ocasiones publican la portada correspondientes a 2025, en la cual aparecen algunos de los personajes que serán protagonistas en ámbitos como la política o la economía, como son los casos de Donald Trump o Xi Jinping, además de otros elementos que hacen alusión a la guerra, avances tecnológicas o en salud, por mencionar algunos detalles.
Pero es en el terreno de las teorías de la conspiración en donde estas portadas han motivado a los creyentes de las mismas a expresar lo que según ellos, en su gran creatividad, significan realmente estas composiciones.
Partiendo de la base de que The Economist es una revista fundada por la familia Rostchild, que es una que más material ha dado a los creyentes en este tipo de teorías, en videos o mensajes en redes sociales se intenta desentrañar qué es lo que se busca comunicar a través de dichas portadas.
El especial de Navidad de la revista, con una portada alusiva a Japón, no ha sido la excepción y el diseño de Xinmei Liu ha provocado diversas teorías que incluyen la advertencia de futuros terremotos que acabarán con la isla, hasta el hallazgo de mostruos marinos por una garra que se puede ver en la parte inferior izquierda y que para muchos de estos creyentes es similar a las de Godzilla.
Los editores de la revista aclaran respecto al diseño de esta portada que «elegir la portada del número doble de fin de año puede resultar extraño. No importa cuán tumultuosas sean las noticias (y los eventos en Siria y Georgia están asegurando que la temporada navideña traiga poco en el camino de la calma), se desvía de ellas. En cambio, la inspiración proviene de una miríada de artículos especiales, que este año incluyen todo, desde los esfuerzos para cancelar Pushkin en Odessa, hasta las glorias del período Triásico, pasando por la vida después de la muerte de los aviones.
«Se ha vuelto habitual para nuestros brillantes diseñadores crear dos tipos de portada. La primera se inspira en una sola historia para crear una sola imagen que hace un guiño a la temporada de alguna manera. La otra incorpora todas las historias para que los lectores las descubran (huevos de Pascua navideños, si lo prefiere). La portada del año pasado fue una versión festiva sin complejos de la segunda variedad: un árbol de Navidad en verde y rojo, adecuados para la temporada».
En años anteriores las portadas por el fin de año de The Economist han provodado también este tipo de teorías y especulaciones acerca de lo que, de acuerdo a los conspiranóicos, tratan de informar realmente, pero como con las imágenes que se utilizan en estudios de psicología, pueden ser interpretadas de acuerdo a la experiencia de la persona que las mira y tener múltiples significados de acuerdo a esto.
En 2024 era claro que se hacía alusiones a la guerra en Ucrania y el distanciamiento entre China y Estados Unidos, pero para los creyentes en este tipo de teorías que se incluyeran naves espaciales era indicio de que se avecinaba la noticia de que se había encontrado vida extraterrestre.
Así, estas portadas serán parte de la tradición decembrina y una fuente de inspiración para quienes quieran crear toda una historia a partir de algunos elementos de las mismas.
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