Reculturizar contra la corrupción es la solución

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Mientras se piense que la corrupción NO es una forma de cultura (en sentido sociológico) no se podrá combatir eficientemente. Si se enfoca como un problema “institucional” de los gobiernos, solamente se acumularán medidas de control, auditoría y castigo “a los que agarren”.

Sí, la corrupción tan es un asunto de cultura, es decir de forma de pensar y actuar de las personas que solamente se resuelve con cambios de cultura sobre la honestidad. Por eso vale la pena echar un vistazo a la corrupción FUERA del gobierno.

Un problema permanente en los procesos de compra y contratación en las empresas, partidos políticos y organizaciones sociales de todo tipo (religiosas incluidas), es la participación eventual de ejecutivos o agentes de compra corruptos. Igual que en los gobiernos, piden y hasta exigen dinero o bienes para hacer la compra o contratación; o se hacen ofrecer sobornos, o simplemente aceptan los que les dan. Sí, ¡igualito que en el gobierno, o peor!

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Las licitaciones privadas, para negocios entre particulares, también se llegan a hacer “a modo”, para que gane quien da algo a cambio a quienes tiene el poder de decidir. ¿Igual que en gobierno? Sí.

El mal uso de bienes de empresas y organizaciones también sucede entre particulares. El robo de dineros y sobre todo de bienes, que va desde el robo “hormiga” hasta el dado a escalas escandalosas. El gran ejemplo de esto último se dio en la FIFA, donde directivos robaron millones de dólares o euros, y que NO es una organización gubernamental.

Las tiendas departamentales y de autoservicio tienen el permanente dolor de cabeza del robo hormiga por parte de los clientes, y tienen que calcular en su contabilidad una partida para esas pérdidas, Y tampoco es el gobierno.

Los chantajes de proveedores para ahogar a sus clientes, y para obligarlos a aceptar contratos leoninos, se da entre particulares. Algunos medios de comunicación con cierto poder de influencia, por ejemplo, chantajean a sus clientes para pagar dineros a cambio de lo que se publica o NO se publica. Ah sí, y tampoco es en el gobierno. Como en el gobierno, se extorsiona para hacer o no hacer algo perjudicial para la víctima.

Entre funcionarios o ejecutivos con poder de decisión en organizaciones de la sociedad civil, como en fundaciones de servicio social, se da un triste fenómeno similar o peor que en el sector público. Se trata de remuneraciones y prestaciones absurdamente elevadas, que a veces utilizan la mayor parte de los dineros que deberían ir a cumplir los objetivos que se presume tiene las organizaciones. Y claro, tampoco es el gobierno.

Los ejemplos son numerosos, y a fin de cuentas, se puede muy fácilmente demostrar que la corrupción se da tanto en organizaciones, instituciones y empresas de la sociedad civil como en las gubernamentales, sean locales, nacionales o internacionales.

No hay duda alguna para quien tenga ojos y quiera ver, la corrupción es un fenómeno social que se da a lo largo y ancho de las sociedades, entre particulares o dentro de los gobiernos, y en las relaciones entre éstos y personas externas.

Con esta amplia visión, la única solución para abatir, disminuir la corrupción, es tomar conciencia de que se trata de la falta de rectas conciencias. Y esto solamente se reduce (nunca se acabará, por debilidades humanas) con la recta y firme educación en valores, de respeto a los demás, en sus personas y en sus bienes, a ser honestos, no robar (ni “poquito”) y no abusar, sobre todo del poder.

Para quienes son creyentes, la recta conciencia y la buena conducta, tienen un valor trascendente. Algo que va más allá de la justa convivencia social.

Lo más importante: el buen ejemplo de padres de familia, maestros y toda otra figura de autoridad para niños y jóvenes en particular y todos los adultos en general. Sin el ejemplo, y cuando las conductas no respetan las enseñanza en valores, éstas se pierden en la nada.


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