Pasan los años, y los sexenios, y el desabasto de medicinas no se resuelve

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El desabasto de medicamentos en México es un problema complejo con raíces en múltiples factores que han persistido a lo largo del tiempo. Estas son las principales razones por las cuales el gobierno mexicano no ha logrado resolver esta situación:
  1. Cambios abruptos en el sistema de compras y distribución: Desde 2019, el gobierno implementó una reestructuración del sistema de adquisición de medicamentos, eliminando el modelo de compras consolidadas liderado por el IMSS y centralizando las compras en la Secretaría de Hacienda y, posteriormente, en otras entidades como el Insabi y Birmex. Estos cambios, motivados por acusaciones de corrupción en el sistema anterior, se llevaron a cabo sin una planificación adecuada, lo que generó desorden en la cadena de suministro. Por ejemplo, la exclusión de distribuidores privados clave, acusados de prácticas monopólicas, dejó vacíos logísticos que el gobierno no pudo llenar eficientemente.
  2. Falta de capacidad logística y administrativa: Instituciones como el Insabi y Birmex no contaban con la infraestructura ni la experiencia necesaria para manejar la adquisición y distribución de medicamentos a nivel nacional. La Auditoría Superior de la Federación señaló deficiencias organizativas en el Insabi, y Birmex ha enfrentado críticas por retrasos y problemas en la distribución. La «Megafarmacia del Bienestar», inaugurada en 2023, prometía resolver el problema, pero su impacto ha sido limitado, surtiendo solo un número reducido de recetas en sus primeros meses.
  3. Subejercicio y mala gestión presupuestal: A pesar de incrementos en el presupuesto de salud, ha habido subejercicio de recursos y falta de claridad en su uso. Por ejemplo, en 2021, el Insabi dejó pendientes por comprobar más de 751 millones de pesos, y no adquirió medicamentos esenciales como vincristina para el tratamiento del cáncer. Esto refleja una incapacidad para traducir el presupuesto disponible en soluciones efectivas.
  4. Falta de diálogo con el sector privado: La relación tensa entre el gobierno y la industria farmacéutica ha complicado el abasto. La Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma) ha señalado deudas gubernamentales de miles de millones de pesos a empresas del sector, lo que ha llevado a algunas a reducir su participación en el mercado mexicano o enfrentar problemas financieros. Además, los retrasos en licitaciones, como la megalicitación para 2025-2026, han generado incertidumbre y riesgo de nuevos desabastos.
  5. Impacto de la pandemia y factores externos: La pandemia de COVID-19 agravó el desabasto al interrumpir cadenas de suministro globales y aumentar la demanda de ciertos medicamentos. Aunque esto no es exclusivo de México, la falta de un sistema robusto para anticipar y mitigar estas disrupciones exacerbó el problema.
  6. Falta de transparencia y rendición de cuentas: Organizaciones como el Colectivo Cero Desabasto han documentado un aumento en las recetas no surtidas desde 2019, pero la información oficial es inconsistente. La opacidad en los procesos de compra y distribución dificulta identificar y corregir fallos específicos. Por ejemplo, el portal de compras del IMSS dejó de actualizarse, lo que reduce la capacidad de monitoreo ciudadano.
  7. Decisiones políticas sobre necesidades técnicas: Las políticas del gobierno han priorizado la austeridad y el combate a la corrupción, pero han subestimado la complejidad del sistema de salud. Cambios como la desaparición del Seguro Popular y la creación del Insabi, seguidos por su extinción y la transferencia de responsabilidades al IMSS-Bienestar, han generado inestabilidad sin resolver los problemas estructurales.
En resumen, el desabasto persiste debido a una combinación de improvisación en las políticas públicas, falta de capacidad institucional, tensiones con el sector privado, y una gestión ineficiente de recursos. Aunque el gobierno ha intentado soluciones como la Megafarmacia o acuerdos internacionales, estas no han abordado las causas estructurales del problema. Resolverlo requeriría una estrategia integral que combine planeación logística, transparencia, colaboración con la industria y un enfoque técnico por encima de consideraciones políticas.

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