Para hacer realidad una Ciudad de México innovadora y de derechos no basta con presumirlo, es necesario tener un Congreso avanzado ideal en el que prive la democracia, el respeto, la pluralidad y que pueda lograr los equilibrios necesarios para trabajar en favor de la ciudadanía.
Para ello, es indispensable que se evite siempre que el partido en el gobierno sea un obstáculo para la transparencia. Lograr el equilibrio en el Congreso tiene que pasar por adecuar los perfiles que puedan garantizar un buen funcionamiento.
Por eso la presentación de una iniciativa que establezca los perfiles de quienes deben ocupar los cargos importantes tiene que avanzar.
Por ejemplo, la Comisión de la Auditoría Superior de la Ciudad de México no debe ser encabezada por un legislador de Morena que entorpezca los trabajos y evite que haya una efectiva rendición de cuentas. De no hacerse así, se estaría simulando. Una adecuada función fiscalizadora es muy importante para el desarrollo democrático de la Ciudad de México.
El perfil correcto de la persona responsable de la Comisión de la Auditoría, cuyo trabajo está relacionado a la revisión del ejercicio del gasto público, debe ser una prioridad y dicha comisión no la debe encabezar un legislador del partido de Morena o del gobierno en turno.
En la Comisión de Transparencia no debe haber una persona que se convierta sólo en un apoderado legal que estorbe a la transparencia, es indispensable que se cumpla a los ciudadanos, que al final son los que nos llevaron a este lugar. Esa representación no puede, bajo ninguna circunstancia, ser una simulación.
Además, se debe garantizar que la presidencia de la Mesa Directiva recaiga en un legislador que tenga experiencia parlamentaria que acredite su tolerancia, su pluralidad y su manejo institucional, no alguien que confunda la conducción en el Congreso con un mitin partidista.
Se propone también que la Comisión de Hacienda y la Comisión de Transparencia y Combate a la Corrupción sólo puedan ser presididas por diputadas y diputados que integren los grupos o asociaciones parlamentarias de los partidos que no hubieran postulado a la persona titular de la Jefatura de Gobierno.
Se plantea establecer que sea la Comisión de Hacienda, presidida por la oposición, no sólo porque de ésta depende establecer de forma responsable los ingresos a partir de los que se realizará el gasto, sino porque resulta justificado que la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública sea presidida por un legislador del partido en el gobierno, en virtud de que el presupuesto es una de las herramientas de política pública más importantes con las que cuenta un gobierno y la responsabilidad mayor en el diseño y construcción de un presupuesto más eficiente debe recaer en esos legisladores.
El inicio de esta Legislatura del Congreso de la Ciudad de México, cuya conformación refleja una integración más plural en la que ningún partido político cuenta, por sí mismo, con la mayoría absoluta, es una oportunidad para desterrar las prácticas legislativas del pasado, que en nada contribuyeron a la transparencia y la rendición de cuentas.
La nueva composición de la Cámara en términos de la correlación de fuerzas ayuda a lo que se plantea, por la repartición de las comisiones que no son del partido del gobierno.
Ésta es una oportunidad para rendir cuentas adecuadamente a la ciudadanía y responder de manera correcta a la obligación de atender las necesidades sociales y hacer frente a los problemas que enfrentamos como ciudad.
Ésta es la oportunidad de no quedarse en el discurso y demostrar la capacidad política para entender que no se pueden obstruir los trabajos nombrando perfiles afines al gobierno sin intenciones de hacer un efectivo trabajo que permita señalar los errores y resarcir los daños que existan. Ésta es la oportunidad para dejarle de mentir a la ciudadanía y hacer realidad un Congreso vanguardista, acorde a una ciudad desarrollada democráticamente.
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