Opinión razonada, respuesta a un iluso

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Afirma el articulista Zepeda Patterson que las opiniones expresadas en contra del actual régimen son porque no reconocemos ni siquiera un aspecto que merezca respeto de las posiciones asumidas por el inquilino de Palacio. En escritos y opiniones verbales vertidas en medios de comunicación lo defiende sin cortapisas, pero a diferencia de muchos aplaudidores intenta argumentar razones y no sólo descalificar de entrada. Arguye que quienes escribimos en contra suya no somos capaces de reconocerle ni una virtud o hablar de las razones por la cual lo quieren.

Quienes comentamos las fallas del actual régimen nos ocupan sus declaraciones, acciones y omisiones sin dejar de reconocer su habilidad para mantener la atención pública. Como si fuera un encantador de serpientes maneja los hechos a su favor, aunque no sean verdaderos ni siquiera cercanamente. Cuando hay un hecho sobre el que no tenga control (un accidente minero, la pandemia COVID o la crisis económica), además de mencionar asuntos que no tienen nada que ver, asigna culpas a sus adversarios. Y no sólo los culpa sino les asigna calificativos (fifís, conservadores, etc.) que divierten a su público sin intentar usar sus facultades, y los recursos a su disposición, para resolver esos problemas.

Es capaz de mantener la atención de admiradores y adversarios sin intentar nunca unirlos en propósitos comunes en temas cruciales como Educación, Salud y Seguridad. Usa sus habilidades para mantener la atención sin resolver problema alguno. Es más, cuando dice intentar resolver problemas como el huachicol o el mejoramiento de la economía de las familias, los problemas le crecen. Después de cientos de mañaneras y millones de pesos, aumentó el robo de combustibles, el desabasto de medicamentos y la mala distribución de alimentos básicos.

No intento adentrarme en los desastrosos temas de la inseguridad o de la economía, pero sí en los de Salud y Educación. En el primero de ellos hemos retrocedido al menos 20 años pues la esperanza de vida descendió de 75 a 71 años, la vacunación infantil cayó del 77% al 27% y casi se duplicaron las muertes maternas. La atención hospitalaria y la prevención se desmejoran día con día y las quejas laborales de los médicos aumentan. En Educación, a pesar de la reciente marcha atrás en cuanto a no reprobar alumnos, la asistencia -y el rendimiento- escolar no vuelve a los niveles prepandemia. La eficiencia escolar no sobrepasa el 12% en Guerrero, Oaxaca y Chiapas, desastrosa en comparación con el resto del país. Su discurso de apoyo a los estados del sur fracasa ante la realidad y la tasa de escolarización bajó en este sexenio en todo el país del 94 al 90, al ritmo del descenso del gasto como porcentaje del PIB del 6 al 5.5.

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Zepeda Patterson escribe “estamos condenados a compartir la travesía en esta nave que llamamos México y es evidente que no vamos a deshacer unos de los otros ni convencernos hasta convertirnos en un solo bando…” e invita a asomarnos a contemplar las razones de aquellos que razonan diferente a nosotros. Sin embargo, en su artículo no asoma en ningún momento su intención de comprender a quienes disentimos con razones, datos duros y argumentos siguiendo la misma senda del inquilino de Palacio de desdeñar opiniones adversas, imposibilitando así mejorar la realidad en vez de no sólo hablar para distraer o mantener la atención de los suyos.


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