La mayor tragedia de nuestra ciudad desde la Reforma Política del DF para la elección de jefe de gobierno, es que en todos los casos hasta ahora, el mayor interés de cada uno ha sido usar el puesto como plataforma para una candidatura presidencial.
Desde 1994 a la fecha, Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera han utilizado el puesto en función de la futura candidatura. No han actuado de acuerdo a la responsabilidad de su encargo sino en función de las decisiones que impliquen el menor costo político: promover todas las medidas populistas que puedan, exentar pagos, no sancionar cuando se debe y no aplicar la ley cuando “no conviene”; establecer un conjunto de programas inútiles y clientelares; gastar millones de pesos en conciertos y pistas de hielo en lugar de recoger la basura o tapar los baches, entre otras cosas más.
Veintiún años continuos de populismo sin ir al fondo de los graves problemas de la ciudad, han provocado un terrible deterioro en las condiciones de los servicios públicos y la seguridad en detrimento de la calidad de vida de los capitalinos.
Un ejemplo palpable es la situación del Metro de la ciudad de México. Considerado en los años ochenta uno de los mejores sistemas de Metro en el mundo hoy está al final de la lista. En el pasaje del Metro de avenida Reforma, en la estación Auditorio de la Línea 7, podemos apreciar los mapas de redes de Metro de varias ciudades en aquellos años. Si alguien se pusiera a actualizarlos, podría constatar que el único que quedó rezagado es el nuestro.
El jefe de gobierno reconocía hace un año el incalificable déficit en el mantenimiento y operación del Metro. Casi la tercera parte del total de trenes del sistema se encontraba fuera de operación por falta de refacciones y mantenimiento, algo verdaderamente difícil de creer. En su discurso y para justificar el incremento de la tarifa del Metro a cinco pesos, ofreció solución a este grave rezago. A un año de dicho anuncio no se han puesto en operación los trenes que están parados en los talleres y la situación sigue empeorando, poniendo en riesgo a todos los usuarios.
Tampoco se ha presentado el Plan Maestro del Metro con visión metropolitana, que incluya trenes ligeros y trenes suburbanos, ni nuevas Líneas o inversiones, ni la continuación de obras inconclusas como la Línea 7 —la cual quedó a la mitad hace varios años—. A esto se suma el desastre absoluto en la Línea 12, donde ha quedado demostrado el fraude en la adquisición de unos trenes que no eran los que estaban aprobados en el proyecto original.
De acuerdo a las especificaciones técnicas del Metro, los sistemas de control permitirían una frecuencia de paso de convoyes hasta de 90 segundos, pero esto no es posible precisamente porque 30% de los trenes están fuera de operación por falta de mantenimiento. De ahí los enormes retrasos que provocan aglomeraciones muy peligrosas desde las escaleras de acceso y los andenes, exponiendo a los usuarios a accidentes fatales.
Hay estaciones donde abordar el tren requiere 30 minutos o más, a esto hay que sumarle paradas repentinas sin aviso y por varios minutos en vagones sobrecargados de pasajeros. Por otro lado, continúa la tolerancia del ambulantaje de vagoneros, en los pasillos y andenes y en las entradas y salidas que son consideradas áreas de seguridad, y que en caso de accidente puede ser fatal la obstrucción de estos espacios.
La situación de abandono del Metro es “criminal”. No hay justificación al grave daño y riesgo al que se enfrentan millones de usuarios diariamente por la mala calidad del servicio.
El Metro es y debe seguir siendo el principal medio de transporte de la ciudad, con una visión y planeación metropolitana de largo plazo. El Gobierno del DF debe asumir esta gran responsabilidad, emprender las acciones y hacer todos los cambios que se requieran para resolver los graves problemas en los que se encuentra.
La verdadera solución a la movilidad en esta enorme ciudad es el fortalecimiento del Metro, incrementando fuertemente su presupuesto y estableciendo un esquema equitativo tarifario que permita al organismo una operación eficiente para poder crecer a mayor velocidad. Se debe retomar el Plan Maestro y llevarlo a cabo con esquemas modernos de financiamiento.
El jefe de gobierno no ha cumplido los compromisos hechos para mejorar el servicio del Metro y yo me pregunto: ¿con qué credenciales se presenta como precandidato a la Presidencia de la República si no ha sido capaz de atender los problemas más elementales de su actual encargo?
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