¿Los muertos de… Calderón? No, ¡son del narco!

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Muchas personas murieron durante el sexenio calderonista, y también en los anteriores, y en el actual de Peña Nieto. Fueron ejecutadas, o cayeron en enfrentamientos, o fueron víctimas ajenas a quienes dispararon o destruyeron propiedades.

Aunque en este sexenio “parece” haber un acuerdo con los medios para digamos reducir la información sobre las actividades de la delincuencia organizada, en el sexenio anterior los medios informaban prácticamente de todo hecho violento, los muertos y heridos, amén de otros delitos conocidos o denunciados, como las extorsiones y los secuestros.

Sin embargo, a pesar de que se sabía, en términos generales, de dónde procedían los ataques que ocasionaron tantos muertos, o cuáles fueron los caídos en enfrentamientos entre fuerzas de autoridades, como las diversas policías, militares y marinos, ahora parece que muchos lo han olvidado. Más bien, quizá nunca se molestaron por informarse o llevar la cuenta. Aunque esas cuentas se publicaban de cuando en cuando. Prensa escrita y en la Internet y noticieros de radio y televisión informaban.

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Muchos desaparecidos son los muertos en la violencia del sicariato, en su mayoría jóvenes que buscaban dinero fácil y terminaban muertos fuera de sus lugares de origen. Eran enterrados como desconocidos, sin que sus familias tuvieran noticias de ellos; simplemente no volvían a comunicarse con ellas y no regresaban a casa.

Cuando el presidente Calderón inició la lucha armada frontal contra los sicariatos de la delincuencia organizada, ya había fuertes enfrentamientos de las mafias por el control de territorios y mercados de la droga. Quienes neciamente hablaron de que Felipe Calderón “alborotó el gallinero” y otras expresiones semejantes, evidentemente no estaban dando seguimiento a lo publicado en la prensa: los ataques entre mafias y contra la población civil y contra las policías locales, que llevaban ya mucho tiempo.

Cuando se iniciaron las persecuciones en Michoacán contra los sicariatos criminales, ya la situación era inaguantable para la ciudadanía, y la autoridad local se vio incapaz de controlarla, por eso se justificaba la acción policial federal, y el apoyo de un ejército que se encontraba en sus cuarteles.

La cuenta de los muertos se había incrementado desde ANTES de la intervención federal por órdenes presidenciales. Y continuó siempre por la gran mayoría de los muertos por manos, no de las fuerzas federales, sino de los sicarios del narcotráfico. Todo eso se iba publicando en su momento. Los fallecidos en enfrentamientos de sicarios y policía-militares (o por abuso de autoridad), fueron en mucho, los menos.

Pero al parecer o hay mala memoria, o desinformación imperdonable para los supuestos “líderes de opinión” y ciertos académicos, o lo peor, que es lo más frecuente, es una intención perversa de torcer la verdad sobre la famosa lucha armada calderonista contra la delincuencia organizada. En general, lo veo como una mezcla de todo ello.

Pero lo peor de todo, es la gente que sin siquiera cuestionarse, habla, repite lo que se dice: “¡los muertos de Calderón!”. ¿Los muertos de,,, Calderón? NO lo son, son los muertos del narco. Eso es. ¿No lo fueron leyendo y escuchando en los medios esos seis años al menos?

Curiosamente, otra acción del gobierno calderonista provocó enfrentamientos de los sicarios entre sí sirviendo a sus amos narcos: la persecución y arresto de muchos capos de la delincuencia organizada, de diversos niveles de autoridad, pero sobre todo de los capos de capos. Al ir a la cárcel, los que quedaban se enfrentaban en lucha por el poder, el control de sus mafias. Pero eso era el trabajo de la policía y la milicia, investigar, localizar y detener a los grandes criminales.

Pero aunque las cifras de muertos en el sexenio, diferenciando los caídos en enfrentamientos de sicarios y autoridades, y los que murieron por manos de los sicariatos, sea en enfrentamientos o ejecuciones, estuvieron y están a la disposición de quien quiera consultarlo. Los necios (así debo llamarlos) tercamente se niegan a hacerlo y siguen hablando, sin saber lo que dicen, de “los muertos de Calderón”.

Malo para el país. Hay una vieja queja ciudadana sobre el gran desconocimiento de la historia nacional, en que se confunden períodos y personajes históricos, así como hechos dignos de recordar como antecedentes de nuestra realidad. Pero es peor aún que la historia reciente, de apenas hace unos cuantos años, publicada en los medios, sea ignorada, sobre todo por motivos políticos, auto-denigración nacional y por un simple seguir la corriente a los que hablan mal de alguien.

Esta es la realidad, hay que insistir, los muertos en el periodo calderonista en su gran mayoría (como puede saber quién vea los datos), se dieron en la lucha por territorios y mercados del narcotráfico, matando a los sicarios de la competencia, a policías locales (mal armados, mal dirigidos y no adiestrados), y a civiles para aterrorizar o vengar su negativa a cooperar. Y esa lucha inició antes de la tal “guerra de Calderón”, continuó ferozmente y aún persiste.

Pero lo más importante, es que sin la intervención federal armada contra los sicariatos, hubiera habido más muertos, al tener las mafias o carteles la libertad de atacar y matar a quien les diera la gana. Así se ha dado en donde ha habido colusión entre delincuentes y “autoridades” también delincuentes que lo permitían; claro, “por una corta feria”, como decimos en México, y no tan corta, por cierto según se supo en casos. Esto es algo muy fácil de deducir, cuestión de reflexionar un poco.

Así, cuando oigamos hablar de “los muertos de Calderón” preguntemos si se refieren a los que mató la autoridad federal o los que mataron los sicarios del narco, sin confundirlos. Por cierto, un buen número de muertos en esos enfrentamientos con autoridades federales, fueron por ataques de los sicarios a instalaciones o vehículos policiales y militares, no al revés.


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