Los Contrastes de un Estado Enfermo

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* Adiós 2014, Hola 2015

El fenecido 2014, será un año recordado por sus luces y sombras, sin duda un parteaguas de la vida nacional, un año de triste memoria, de hecho, a todos nos urgía que terminara, como si con ello se fueran también los problemas y malos recuerdos, aunque no sea así.

No todo fue malo, pues las reformas aprobadas en temas como telecomunicaciones y la energética, provocaron un alud de proyectos detonadores para impulsar el desarrollo económico, generando positivas expectativas y el interés global. No obstante la dinámica emprendida aún no se ha visto reflejada en los hechos, por el contrario, el bajo crecimiento del producto interno bruto indica una economía rayando en la recesión.

El impacto en la depreciación del peso y la imposición de una política fiscal regresiva, ha causado un deterioro en la calidad de vida.

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Si a esto le sumamos los acontecimientos de Ayotzinapa con un saldo de 43 estudiantes desaparecidos, las ejecuciones, los secuestros, robos, extorsiones y demás padecimientos en materia de seguridad, sin duda, se pone en entredicho la capacidad del gobierno para preservar, proteger y garantizar los derechos humanos.

Tanto el caso de Iguala como el de Tlataya, fueron lamentables y desgarradores episodios que nos exhibieron ante la comunidad internacional, y ahora nos catalogan como un país en condición crítica por la falta de gobernabilidad.

Por si algo faltaba, se vinieron los escándalos con un fuerte aroma de corrupción, la exhibición de la Casa Blanca y evidencias similares, erosionaron la ya de por sí deteriorada confianza ciudadana.

Los acontecimientos suscitados a lo largo del año, dejaron pasmados al gobierno de la República, dando paso a una irritación social generalizada.

No terminaba un capítulo desastroso, cuando surgía otro.Prácticamente crisis, tras crisis, sin respuestas efectivas.

Las dificultades presentadas son producto de un Estado enfermo, con problemas de gobernabilidad, inseguridad, corrupción, impunidad, el tejido social erosionado y una economía en franco deterioro.

Es momento de fijar el rumbo, poner orden, establecer las reglas y aplicarlas sin distinción alguna.

Este 2015, abre una ventana de oportunidad para recomponer las cosas, con procesos electorales que sean verdaderamente democráticos, con campañas austeras, de propuesta, de crítica y autocrítica, de reflexión y debate.

Es fundamental entrar a la conciencia ciudadana y tomarla en cuenta, esa es la necesaria receta para dar salud a la administración pública. Que participen los ciudadanos como observadores en el manejo de los recursos, que sean consultados en las decisiones de gobierno, que se les rindan cuentas.

Es la única manera de recuperar la esencia de la actividad política a partir de recuperar la confianza del pueblo.

Adiós 2014, hola 2015.


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