Leyes y reglamentos van y vienen pero…

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Día a día encontramos en México, en las entidades federativas y en el DF, próximamente la Ciudad de México, gracias a la Reforma Política que espera la aprobación de los Congresos locales, nuevos decretos, leyes y reglamentos con lo que se quiere solucionar la falta de una verdadera política pública ciudadana y de educación cívica.

Mucho he comentado sobre el tema en asuntos de transparencia, seguridad pública, desarrollo económico y lo único que encontramos en realidad es que se hacen estas normativas para mostrar la incapacidad gubernamental y la falta de ciudadanización, los resultados lamentables son el aumento de la corrupción y la persecución, así como los fines recaudatorios.

Hoy la moda es el nuevo reglamento de tránsito de la Ciudad de México que en sus primeros días nos muestra como los primeros que lo han violado son las propias autoridades y se ha visto en los espacios de noticias, y lo grave es que para denuncias a estos casos piden mil cosas de prueba y de lo contrario no hay persecución.

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Es risible que en el orden de jerarquía de preferencia de “movilidad” de la ciudad pongan a los cafres del volante del transporte público y los camiones de carga, por favor que piensan las autoridades, otra aberración lo del 1.5 mts. De distancia para rebasar a ciclistas y motocicletas.

Otra anomalía el respeto a las líneas de peatones, una ciudad congestionada, con semáforos mal sincronizados, con poco respeto a la distancia entre autos, que pueden generar alcances por frenado, soy un convencido del respeto a todo pero sabemos lo imposible a veces de frenar en los lugares propios. Lo que logrará este reglamente es recaudar más para la Tesorería y desde luego recaudar más por la corrupción ya que lo veremos cualquier uniformado querrá hacer valer el reglamento, no solo los 1,400 elementos autorizados.

Que hacer, fácil, educar, educar y educar. Empezando por las autoridades, siguiendo por los ciudadanos adultos y en las escuelas, haciendo las políticas y trabajos propios de una ciudad con cultura para que haya respeto, no por una multa sino por una convicción de mejorar la vida.

La falta de infraestructura, la falta de planeación de las ciudades, la falta de visión al presente y futuro de las vialidades, la incapacidad de los responsables del tránsito son las razones del problema. ¿Cómo se atreve el Jefe de Gobierno ir a hablar contra la contaminación cuando la ciudad que gobierna por problemas de congestionamiento vial se contamina de manera importante?

Pues ahora sufrir las anomalías, no veremos mejoría para la movilidad, no veremos seguridad a los peatones, ciclistas y motociclistas, porque ellos mismos por ser “atrabancados” se arriesgan y sobre todo porque durante décadas no se implementó esa cultura.

Por lo pronto les deseo una Feliz Navidad.


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