Por: Juan Antonio García Villa
Hay un aspecto de la materia electoral cuyo vacío es notorio. Casi nadie hace referencia al punto, a pesar de que se trata de algo importante. Es lo relativo a la “plataforma electoral” de los partidos políticos, que es el documento en el que éstos exponen su respectivo programa o agenda, de gobierno o legislativa, con sus correspondientes propuestas, las cuales ponen a consideración de los votantes durante la campaña política que antecede al día de las elecciones.
La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) establece en su artículo 236: “Para el registro de candidaturas a todo cargo de elección popular, el partido postulante deberá presentar y obtener el registro de la plataforma electoral que sus candidatos sostendrán a lo largo de las campañas políticas”, trámite que se debe realizar ante el INE dentro de los 15 primeros días de enero del año de la elección.
Previo al otorgamiento del registro, el INE lleva a cabo un ejercicio de análisis sobre la congruencia entre el contenido de la plataforma de cada partido y sus respectivos postulados políticos, económicos y sociales de sus documentos básicos, es decir, de su Declaración de Principios y su Programa de Acción, registrados en el propio INE.
Tal ejercicio ordenado por la ley es no sólo procedente sino saludable. Pero aún más saludable sería que el INE, así sea en esta ocasión a posteriori, verificara la congruencia entre las propuestas legislativas contenidas en la plataforma 2021 de cada partido y lo que a su vez difundió en sus spots radiofónicos y televisivos a lo largo de la campaña. Seguramente este ejercicio arrojará resultados más que interesantes.
Téngase presente que fueron más de 42 millones de esos anuncios, conocidos como “spots”. Parece increíble, pero el pasado 6 de junio se emitió un voto prácticamente por cada spot transmitido durante la campaña. Numerosos de estos anuncios fueron no solamente chabacanos sino francamente vulgares. De verdad un insulto a radioescuchas y televidentes.
Antes de continuar con el tema y aunque seguramente el lector lo adivina, no está de más dejar en claro que la (casi) totalidad de los partidos políticos mexicanos conceden escasa –por no decir que nula— importancia a su proceso interno de elaboración de sus plataformas. Las ven como un mero trámite que periódicamente hay cumplir y nada más.
El trabajo que se propone desarrolle el INE tiene como objetivo, por un lado, dar a conocer a la opinión pública cuáles son los partidos que ven todo lo relativo a su plataforma electoral como un mero trámite burocrático y cuáles lo ven con seriedad; igualmente qué partidos descuidan de tal manera el contenido de los mensajes de sus spots que poco les importa faltarle al respeto al electorado y cuáles tienen una perspectiva diferente. Al tiempo de que el INE, con ese estudio, estaría dando cumplimiento a los fines que la Constitución y la ley le asignan, en el sentido de “contribuir al desarrollo de la vida democrática” e impulsar “la difusión de la educación cívica y la cultura democrática”.
Asimismo, ofrecería el INE material muy valioso a los analistas y columnistas políticos, que a lo largo de la pasada campaña insistieron una y otra vez en que los partidos carecían de propuestas, le presten mayor atención a este aspecto de los procesos electorales. No tengo presente haber visto estudio o columna alguna sobre el punto. Pero sí infinitos señalamientos, admoniciones y condenas a todos –sí a todos— los partidos por ser omisos en la presentación de su agenda legislativa. Pero aparentemente sin haberse tomado la molestia aquéllos de conseguir y revisar los documentos registrados por el INE. El tema da para mucho más y se continuará abordando.
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