La contaminación tiene solución

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Los niveles de contaminación que sufre la ciudad en estos días es un asunto muy grave que no obedece solo al clima y la situación estacional de calor y ausencia de lluvias; es un problema de fondo, estructural y político. En los últimos 20 años, los gobiernos de la ciudad ya electos, hicieron a un lado el Programa Integral de Transporte Metropolitano y el Plan Maestro del Metro, revisados y vigentes en 1994 y decidieron invertir en obras viales como los segundos pisos que enviaron la señal de que en estos gobiernos, la política de movilidad era el auto particular.

En este mismo lapso, el número de autos creció a más de cinco millones en la Zona Metropolitana (ZMCM) y lógicamente, todas las vialidades incluyendo lo segundos pisos y autopistas urbanas están saturadas la mayor parte del tiempo. El exceso de vehículos en circulación y el mal estado en que se encuentran los camiones de carga y también los autobuses del transporte público, son los responsables de los altos índices de contaminación

Los miles de millones de pesos que se destinaron a los segundos pisos al mismo tiempo, se dejaron de invertir en el Metro y en el Transporte Público en general y por esta razón la situación se ha convertido en una verdadera crisis. De acuerdo al Plan Maestro del Metro, para el 2012 debería haber 20 Líneas incluyendo las de los trenes ligeros. El crecimiento del Metro fue prácticamente nulo pues solo se construyó la Línea 12 con todos los problemas que aquí ya hemos mencionado.

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Pero no solo se dejó de invertir en nuevas líneas de Metro, también se afectó su mantenimiento. Sabemos que siguen sin operar más de cien trenes en el Metro por falta de mantenimiento y de refacciones. Lo mismo pasó con los Transportes Eléctricos que en este momento dan muy bajo servicio; el número de trolebuses en circulación es una mínima parte de todo el equipo rodante. Lo mismo sucede con los autobuses de la RTP que mantienen en los talleres y patios a una gran parte de sus autobuses. Parece que el gobierno de la CDMX no se da cuenta que, aunque ofrezca el transporte en RTP y Trolebuses de forma gratuita, no resuelve nada porque no puede incrementar su oferta.

La solución al grave problema de contaminación del aire no está en restringir más la circulación de autos particulares y menos en hacer más estrictos los niveles de emisiones. No se puede desincentivar el uso del auto particular si no hay una oferta suficiente de transporte público de calidad, limpio seguro y de alta capacidad. Se requiere que la columna vertebral de la movilidad den la ZMCM, sea el Metro.

Exigimos como respuesta a esta grave situación y de manera urgente, retomar el Programa Integral de Transporte Metropolitano y el Plan Maestro del Metro, con visión metropolitana y de largo plazo. En la discusión para la Nueva Constitución propondremos que el STC Metro se transforme en un organismo público descentralizado, metropolitano y con autonomía de gestión. Propondremos que la dirección de este organismo recaiga en un Consejo de Administración con representación de los gobiernos federal, del Estado de México y de la Ciudad de México así mismo, con presencia de consejeros ciudadanos independientes. De esta forma, deberá garantizarse la ejecución de un programa por lo menos para los próximos 30 años.

En paralelo y de acción inmediata proponemos las siguientes acciones: 1) Circulación obligatoria nocturna para el transporte de carga, reparto de mercancías y distribución de materiales de construcción; 2) Transformar radicalmente la recolección de basura, hacerla también por las noches, en contenedores, con separación y en días predeterminados. Esta responsabilidad deberá recaer en las nuevas Alcaldías, con tecnologías modernas de reciclaje, reuso, reducción y aprovechamiento de energía; 3) Transformar la distribución obsoleta de gas LP en pipas y tanques, por una red moderna de gas natural que llegue a todos los domicilios de la ZMCM. Esto ya se realiza en la mayoría de ciudades importantes en el mundo entero; 4) Incorporar gas natural como combustible de todos los autobuses de transporte público; 5) No permitir la circulación a vehículos ostensiblemente contaminantes; 6) Importar solo gasolinas y diésel de ultra bajo azufre 7) Suspender temporalmente y revisar el programa de verificación vehicular que está totalmente corrompido. Incorporar alta tecnología en los sistemas y certificar también a talleres especializados y de agencias de autos. La verificación puede ser una sola vez al año como sucede en muchas ciudades importantes en el mundo; 8) Los bloqueos a cualquier vialidad deben prohibirse. Es inconcebible que el gobierno de la CDMX use la fuerza pública contra vecinos que protestan por obras y no sea capaz de usarla contra quienes generan un verdadero daño a la ciudad y a la salud pública; 9) En contingencia es recomendable que oficinas de gobierno y los corporativos de empresas promuevan el “home office”, que contribuirá a reducir la circulación de más vehículos. La grave contaminación que sufre la CDMX tiene solución pero se requiere la absoluta concentración por parte del gobierno y mucha participación de la ciudadanía.


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