Juan Molinar Horcasitas

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La semana pasada uno de los militantes más destacados del PAN, Juan Molinar Horcasitas, perdió la batalla contra una de las enfermedades más invasivas y deteriorantes que conoce el ser humano. Su partida es, sin duda, una pérdida para el Partido Acción Nacional. Un hombre talentoso e inteligente, ése era Juan Molinar. Un hombre que desde joven dedicó su trabajo a defender la democracia mexicana. Un hombre que, en todos sus encargos, siempre buscó dar lo mejor de sí y ser eficaz.

Desde sus inicios en Chihuahua, hasta su presidencia en la fundación Rafael Preciado, Juan Molinar entregó su vida a la política.

Juan Molinar fue Consejero del IFE, subsecretario de Desarrollo Político, diputado federal, director general del IMSS, secretario de Comunicaciones y Transportes, asesor político-electoral y pieza clave dentro de Acción Nacional. Partícipe de los grandes cambios dentro del PAN en donde pudo influir en la construcción de su oferta política. Académico y politólogo, Juan apostaba, llanamente, por sus convicciones, buenas o malas pero suyas, tuviera apoyo o careciera de él. Esto lo llevó a polarizar sus posturas, recibir críticas, lidiar con ellas y seguir adelante. Juan encontró amigos, construyó rivales, pero siempre fue fiel a sus ideales.

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Fue un ideólogo comprometido con la mística del partido, un panista de paso fuerte y rumbo claro que ha dejado huella dentro del Partido Acción Nacional, así como dentro de la democracia de nuestro país.

Juan supo ser fuerte y atravesar los malos momentos, aquellas épocas en donde fue duramente juzgado, injustamente acusado e incluso condenado por hechos de los que no fue responsable; hechos en los que la justicia y el Estado de derecho lo exoneraron, le dieron su inocencia y hoy, como diría Germán Martínez, mantiene limpia su memoria.

Fuimos compañeros de muchas batallas, vivimos momentos difíciles en la campaña del ahora expresidente Felipe Calderón, momentos complicados dentro del gobierno federal, pero también momentos de alegría, de camaradería, momentos de amistad que guardo con aprecio.

Juan fue un gran conversador y un gran cocinero, todavía guardo en mis memorias aquella épica paella en el rancho de Juan Camilo Mouriño, una tarde de campaña en Campeche.

También fuimos contrincantes; desde diversas trincheras nos enfrentamos por dos visiones distintas de partido, momentos álgidos en los que, por diferentes caminos, buscamos un mismo propósito: engrandecer al PAN. Aun en esos momentos, Juan siempre defendió su visión.

Hoy, honrar con algunos párrafos a este político que, hasta el último de sus días, trabajó para el Partido Acción Nacional, se vuelve imperante. Juan Molinar ahora descansa, pero su legado dejó importantes cambios en procesos internos del partido en su función como gobierno y oposición.

Un abrazo fuerte para Márgara, María y Alejandra.


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