Como resultado de las demandas de académicas, feministas y organizaciones de la sociedad civil, desde hace 12 años se incluye en el Presupuesto de Egresos de la Federación un anexo transversal para fortalecer los diversos programas que previenen y atienden las violencias que padecen las niñas y mujeres en el país, el Anexo 13, que para el 2022, propone más de 232 mil millones de pesos, el mayor de la historia, pero es lamentable que 8.6 de cada 10 pesos no tiene enfoque de género.
El presupuesto del anexo 13 son casi 100 mil millones más para el próximo año, lo que significa un incremento del 75 por ciento con relación a 2021, pero el 88.6 por ciento del total del presupuesto está destinado a educación pública, bienestar, trabajo, agricultura y desarrollo rural, pero son pocos los programas que tienen una vinculación directa con el problema de la desigualdad de género.
Es preocupante que programas estratégicos para avanzar hacia la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres plantean reducciones, como es el caso de la reactivación económica y desempleo de las mujeres; apoyo para el bienestar de niñas y niños hijos de madres trabajadoras y la atención y prevención de la violencia contra las mujeres.
De acuerdo con datos del INEGI, en materia de empleo, son las mujeres las que sufrieron más los efectos de la pandemia; de marzo a junio de 2020, una de cada tres mujeres perdió su empleo, en tanto que en los hombres fue de uno de cada cuatro. Además, por el incrementó del trabajo doméstico y de cuidados, para las mujeres será más lenta la recuperación de su fuente de trabajo,
Uno de los principales obstáculos para reducir la brecha de derechos entre hombres y mujeres es la carga de cuidados no remunerados que recae más sobre las mujeres. La pandemia del Covid 19, ha evidenciado cómo los cuidados son centrales dentro y fuera de los hogares, y por ende, es una carga que requiere de atención especial para garantizar el ejercicio pleno de los derechos de las niñas, adolescentes y mujeres.
Es urgente reconocer, reducir y redistribuir la carga de los cuidados no remunerados para que realmente logremos un cambio sustantivo en la vida de las niñas, adolescentes y mujeres de este país.
En el Anexo 13 del PEF 2022, se establece un aumento del 10 por ciento en los servicios de guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social, pero no se debe perder de vista que son servicios que están condicionados a tener empleo formal y casi la mitad de los 8.6 millones de personas que están disponibles para trabajar, pero que no lo hacen por dedicarse a los trabajos del hogar, el 83.7 por ciento de ellas, son mujeres, mujeres que están cuidando.
Para las mujeres no solo impacta su presente, sino todo su ciclo de vida, porque el hecho de que ahora estén fuera de la escuela o del mercado laboral por ejercer tareas de cuidado, tendrá un impacto a lo largo de su ciclo de vida en términos de su autonomía económica. Otro dato, es que de manera creciente, las mujeres ahora no solo cuidan a niños y niñas, sino también a los adultos mayores, personas con alguna enfermedad o con alguna discapacidad que lo requieran.
Por ello, es fundamental que tanto para el presupuesto de 2022 se prioricen las acciones y programas que previenen y atienden las violencias de género, así como los relacionados con los cuidados no remunerados, pues son la principal barrera para que las niñas, adolescentes y mujeres tengan acceso a la educación y al mercado laboral, único camino para verdaderamente reducir la brecha de desigualdad entre mujeres y hombres.
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