Las candidaturas independientes contribuirán al sistema democrático mexicano en la medida que aporten soluciones programáticas e innovadoras a los desafíos del país. La regulación de los independientes debe garantizar la participación de propuestas con genuino origen ciudadano, así como asegurar la exclusión de organizaciones criminales que podrían ver en este tipo de candidaturas, una vía para incidir en el control de las instituciones, especialmente a nivel municipal.
Sin duda alguna, la posibilidad de votar por una opción independiente habrá de incrementar la competencia y las propuestas en la arena política. En la tarea pendiente de acercar la política al ciudadano, las candidaturas independientes significan un positivo instrumento innovador.
Sin embargo, es preciso reconocer también los riesgos asociados que conllevan los candidatos registrados sin el apoyo de un partido ya establecido. En el contexto de la vida institucional, en algunos estados de la República que sufren el flagelo del crimen organizado, el registro de candidaturas independientes con umbrales mínimos de respaldo popular representa una seria amenaza al fortalecimiento del Estado de derecho y a la tranquilidad de las comunidades. De reducirse el número de firmas necesario para registrar una candidatura al .5% del padrón electoral de la demarcación que corresponda, significaría que el crimen podría incidir en la elección constitucional de muchas localidades que tienen 10 mil electores empadronados, con la recolección de apenas 500 firmas en cada una de ellas. Localidades donde el crimen tiene capacidad de coerción y ubicadas en áreas estratégicas para la comisión de los delitos más agraviantes para los mexicanos.
Coincido con Acción Nacional en la importancia de establecer normas de carácter general que den certidumbre a la participación electoral de proyectos ciudadanos independientes. Mejor aun si éstas son definidas desde lo federal, a efecto de establecer cancha pareja entre los aspirantes en los distintos puntos del país. Pero en lo municipal debieran existir controles adicionales para hacer de los candidatos sin partido puente de prosperidad y no puertas de riesgo para la impunidad, pues con un umbral del .5% se corren riesgos serios.
Hagamos de las candidaturas independientes plataformas para ampliar la deliberación de nuestras alternativas de país, apostemos en ellas por propuestas programáticas innovadoras, más allá del carisma temporal que pueda proyectar una persona en lo particular. Aprovechemos su incorporación para diseñar un sistema político más equitativo entre aspirantes y propuestas, para emprender una reforma electoral de fondo tendiente tanto al fortalecimiento de nuestras instituciones, como a la inclusividad de las distintas formas de pensar en la toma de decisiones públicas. Es obligado que las candidaturas independientes contribuyan al afianzamiento democrático y no al control regional de grupos criminales. No corramos el riesgo de que éstas terminen cediendo al control regional de grupos criminales.
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