Hacer que las personas quieran

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A propósito de mi columna anterior (“Aturdidos”. Diario Provincia, Michoacán 02/05/2015) recibí el siguiente comentario: “Me parece muy bien lo que escribe, pero eso ya lo sabemos todos! Mejor escriba cómo vamos a solucionarlo y sobre todo qué hacen los personajes de influencia como usted y como muchos otros para poner un granito de arena, porque sinceramente no lo veo!”

Reconozco que no es la primera vez que me lo dicen. A decir verdad cada vez es más constante. Hay una necesidad y una añoranza de cambio pronto. La situación compleja revive la tensión eficacia-fondo-tiempo… el tiempo apremia y al mismo tiempo limita. Inevitable necesidad de revisar el compromiso y la responsabilidad para incidir eficaz y positivamente.

Tiene toda la razón la lectora! Denunciar y describir la realidad no basta -aunque algunos todavía se nieguen a aceptarla-. Es necesario pasar a la acción para transformarla. La crisis por la que atravesamos va más allá del aspecto social y político, atañe a la persona misma y a su forma de relacionarse en comunidad, y por tanto el cambio es de índole cultural y trascendental.

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Para ello no hay recetas infalibles ni soluciones generales. La respuesta dependerá del compromiso de cambio que cada quien asuma frente a una realidad que constantemente nos interpela. Sí, es indispensable que todos sumemos esos “granitos de arena”, pues efectivamente hay mucho por hacer y en el conjunto parece no verse ni destacar…es el heroísmo de la cotidianidad que parte de reconocer que los frutos no serán inmediatos pero la entrega a esa tarea sí que debe ser constante.

Creo que hoy, especialmente a quienes pretendemos generar opinión pública o a los que tenemos una responsabilidad en los organismos autónomos o intermedios de la sociedad civil nos corresponde construir un auténtico diálogo que, además de señalar y denunciar con energía lo que hay que corregir- , permita suministrar los instrumentos intelectuales y morales para que cada uno sea capaz de hacer el bien por propio convencimiento. Eso implica encontrar y resaltar las cualidades de todos, apelando al cambio con incansable sentido positivo y respetando absolutamente la libertad del que piensa distinto…

Implica formar un clima de confianza con la seguridad que da el saber que la expectativa de los demás en relación a nuestro propio comportamiento funcionará como motivación de nuevas acciones.

Implica motivar, mover, testimoniar…plantear….abrir nuevos horizontes y plantear nuevos retos llenos de sentido.

Por supuesto que un planteamiento así resulta claramente contracíclico -por no decir contracultural- sobre todo ahora que la lógica político-electoral imperante nos inunda de soluciones falaces y diagnósticos superficiales e incompletos que pretenden presentarse como vías de fondo para resolver los complejos retos a los que nos enfrentamos…. Sin duda la respuesta pasa por reconocer que no sólo es un trabajo de brazos sino de auténtica provocación. Sí, de esa provocación que a base de abrir horizontes y plantearnuevas posibilidades vitales genera y motiva un proyecto común del cual sentirse parte como entusiasta protagonista…Tremendo reto eso de hacer que las personas quieran.


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