Finanzas partidistas: ¿barril sin fondo?

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Por columnas de prensa, se sabe que el PRI arrastra una deuda de más de mil millones de pesos –parte de esa cantidad por la multa derivada del Pemexgate impuesta en el 2000–, por lo que no podrá apoyar totalmente a sus candidatos en estas elecciones, aunque no es el único caso pues conocemos que otros partidos también tienen sus adeudos y necesitan generar ahorros o recurrir a préstamos con la banca comercial para dar continuidad a sus actividades, pese a los miles de millones que reciben de financiamiento público.

Deudas infinitas

En plena época de campañas, un tema debe ser colocado bajo el microscopio al considerar que el financiamiento de los partidos proviene de nuestros impuestos: las deudas de éstos con bancos, pues si con el financiamiento que reciben del INE no pueden cumplir con sus actividades, la tentación por conseguir financiamiento de otras fuentes –lícitas o no– es grande.

Y es que conviene recordar que el modelo de financiamiento público para los partidos no ha sido modificado en las sucesivas reformas políticas que hemos tenido luego de la ciudadanización de la autoridad electoral en 1997. La discusión se debe centrar en algunos puntos, que nos ayudarán a entender como hemos permitido un sistema de partidos que tiende a engullir recursos de forma incontrolada:

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En primer término, hablamos –tan sólo este año– de un financiamiento de más de 4 mil millones de pesos, desglosado de la siguiente manera: para Actividades Ordinarias –que incluye el 3% destinado a liderazgo político de mujeres, es decir 115 millones 155 mil 96.74 pesos– los partidos recibieron $3,838,503,224.53; a lo que se suma el financiamiento para Actividades Específicas, $115,155,096.74; para  Franquicias Postales: $76,770,064.49, y en Franquicias telegráficas: $693,497.00.

Desglosado por instituto político, los recursos que éstos reciben en 2016 queda de la siguiente manera:

 Actividades
Ordinarias
Actividades
Específicas
Franquicia
Postal
Franquicia
Telegráfica
PAN$774,204,795.88$23,226,143.88$9,596,258.06$86,687.13
PRI$1,021,041,525.83$30,631,245.77$9,596,258.06$86,687.13
PRD$470,289,499.73$14,108,684.99$9,596,258.06$86,687.13
PVEM$351,964,922.89$10,558,947.69$9,596,258.06$86,687.13
MC$327,344,034.82$9,820,321.04$9,596,258.06$86,687.13
PNA$255,146,387.31$7,654,391.62$9,596,258.06$86,687.13
Morena$395,026,716.49$11,850,801.49$9,596,258.06$86,687.13
ES$243,485,341.59$7,304,560.25$9,596,258.06$86,687.13
 $3,838,503,224.54$115,155,096.73$76,770,064.48 $693,497.04

Por otra parte, el histórico del financiamiento público que los partidos han recibido de 1997 a la fecha, nos muestra que se trata de cifras que rebasan los mil millones de pesos por cada año:

AñoFinanciamientoPartidos
1997$2,111,493,862.218
1998$1,046,566,954.675
1999$1,312,364,394.6811
2000$3,064,092,232.9711
2001$2,250,685,592.848
2002$2,439,871,186.1911
2003$4,823,580,695.4311
2004$1,854,982,039.916
2005$2,013,252,441.288
2006$4,171,096,908.428
2007$2,704,100,762.628
2008$2,690,311,483.588
2009$3,631,639,027.918
2010$2,997,358,834.027
2011$3,212,932,808.887
2012$5,142,514,887.617
2013$3,670,843,752.877
2014$3,925,109,677.1510
2015$5,199,695,918.1610
2016$3,953,658,321.2710

 

A dicha tabla habría que agregar las sumas por el financiamiento por elecciones extraordinarias, lo cual representa una cantidad de:

– $335,229,352.44 en 1997 (elección en el Distrito Federal)

– $5,549,908.13 en 2003 (elecciones extraordinarias en dos distritos)

– $1,694,136.51 en 2015 (elección extraordinaria en un distrito)

Es decir, el financiamiento público para los partidos políticos mexicanos durante 19 años, ha ascendido a $62,216,151,782.67, lo que representa que en promedio cada 12 meses los partidos reciben recursos por $3,274,534,304.35 para los 9 partidos que, también en promedio, forman parte de nuestros sistema electoral, es decir más de 363 millones de pesos para cada partido en las casi dos décadas con este modelo.

Desde luego que el lector podrá pensar, en forma inmediata, que se trata de una cifra descomunal y que son demasiados partidos. Otra pregunta que nos debemos hacer es acerca de los resultados que han dado los institutos gracias al financiamiento público, a la luz de las obligaciones que marca la normatividad electoral vigente, como es el caso de la formación de cuadros o la educación política de la ciudadanía, sin mencionar la promoción de valores democráticos o el impulso a jóvenes y mujeres para puestos de elección.

Con todo, se trata sin duda de un tema que nos dará material para explorar algunas de sus aristas en posteriores colaboraciones. Por el momento, y a falta de espacio, nos quedaremos con alguna consideración sobre este particular.

El financiamiento público fue diseñado para que no ingresara dinero de fuentes vinculadas con grandes empresarios –que así podrían controlar al poder público– o del crimen organizado, bajo el argumento de que era mejor que el Estado brindara este financiamiento a que las fuerzas políticas se convirtieran en representantes de otro tipo de intereses.

Por lo montos presentados aquí, conviene abrir la discusión acerca de si debemos continuar con este modelo.

Del tintero

En la siguiente colaboración abordaremos algunos detalles acerca de en qué se gastan los recursos públicos que reciben los partidos.

Twitter: @AReyesVigueras


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