Felices fiestas o las Navidades de mentiritas

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Cada vez con mayor frecuencia, leo la frase decembrina: ¡felices fiestas! Y me pregunto ¿a qué viene esa aparente simplificación? La gran fiesta decembrina es la Navidad, y luego celebramos la “noche vieja” y el día de año nuevo. Sin embrago, tal parece que por razones de pereza o de hasta una vergonzante actitud, estamos dejando de lado lo que realmente celebra el mundo: la Navidad de Jesús de Nazaret, una fiesta cristiana.

Respecto al primer día del año, celebramos otra fiesta cristiana: la presentación de Jesús niño al templo, conforme a la Ley judaica.

Lo que hemos deseado siempre, y no hay razón alguna para dejar de hacerlo, es desear a la gente, cercana o no, que la navidad sea ocasión de felicidad, en la Noche Buena y el día de Navidad. Y esa felicidad deseada es por compartir la celebración que es motivo de alegría para el mundo cristiano: el nacimiento del Mesías que prometían las Escrituras.

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Si en México seguimos la tradición, bastante distorsionada por cierto, de realizar una serie de reuniones para rememorar el viaje de María y José hacia Belén, para cumplir con el mandato del César de censarse, es decir las Posadas (9), es también como parte y preludio de la Navidad.

El otro deseo que siempre también hemos expresado es que el años que va a iniciar (o que está ya iniciando) sea de felicidad. Y decimos también que de prosperidad, incluyendo en ello todo, salud, dinero y amor, digamos.

Pero las “felices fiestas” implican un deseo, se quiera o no, realmente pagano, es decir alejado de los motivos de celebración. Es prácticamente un deseo de que te vaya bien estos días de alborozo. Esto va de la mano con la tendencia a convertir las posadas, de religiosas, en simples reuniones con ese nombre para comer, beber, bailar y en general divertirse, pero sin ninguna relación con la navidad, entonces si podemos desear “felices fiestas”.

Así, las “felices fiestas” sin el deseo expreso y directo de que la navidad sea feliz y que el nuevo año sea próspero, son, se quiera o no, una actitud vergonzante.

Pero la actitud vergonzante sobre la Navidad ha llegado a extremos realmente inaceptables. En Europa, que no quiere molestarse con tener y criar hijos, se ha recurrido por fuerza a la inmigración, y esta procede en mucho de países de religión musulmana, y los inmigrantes sí tienen hijos, también musulmanes.

La creciente ola musulmana o islámica en Europa, ha creado diversos conflictos de todo tipo. Esto incluye desde la comida, la ropa (el famoso velo facial, por ejemplo), y las celebraciones religiosas. Abarca la enseñanza religiosa y también las actitudes y hechos de discriminación racial, una grave xenofobia que afecta más que nada a las familias de origen árabe, persa, y otros países predominantemente islámicos.

Estos antecedentes han llevado a Inglaterra al extremo de negar las expresiones de todo tipo respecto a la Navidad. ¿La razón? “para no ofender a los musulmanes”. Pero valdría la pena averiguar si dichos musulmanes realmente se ofenden porque los cristianos celebren sus grandes fiestas como la Navidad, y la que comparten con los judíos: la Pascua (aunque para los cristianos sea más relevante por la resurrección del Mesías crucificado).

El miedo al conflicto, que creo tiene su origen en la xenofobia y no en la religión. Los ingleses discriminan a los musulmanes, y ahora solitos se ponen sus trabas para celebrar la navidad. ¿Por qué en el mundo ha convivido, sobre todo en Jerusalén, con las festividades religiosas judías, cristianas e islámicas sin problemas?

El caso es que en una muy amplia acción, empresarios y autoridades de ayuntamientos en gran Bretaña ahora consideran que “las fiestas de Navidad tradicionales ya no son políticamente correctas”. Creen que personas de otras religiones, en particular musulmanes, considerarían las fiestas navideñas como “ofensivas”.

Se estima que un 80% de las compañías británicas no organizarán fiestas de navidad. La Gran Bretaña, cristiana por amplia mayoría, tendrá menos festejos, adornos navideños y todo lo relacionado. Algunas autoridades, dice una nota de prensa, han prohibido en ese país los adornos y luces de Navidad.

La misma nota habla de una encuesta realizada entre empresarios británicos, y dice que “un 74% de los 2,300 jefes británicos encuestados han prohibido los árboles y la decoración de Navidad para no ofender a los empleados de otras religiones.

Esta es así una posición vergonzante e inaceptable de los ingleses. No es a las manifestaciones públicas y privadas de Navidad a lo que deben renunciar “porque es políticamente incorrecto”. Lo que es incorrecto es la discriminación, que ofrece a las familias musulmanas un ambiente hostil y agresivo.

La Navidad ES motivo de celebración del cristianismo, y así debe continuar, sin actitudes y/o acciones de vergüenza o de paganización de algo que no puede dejar de ser: celebrar la Natividad de Jesús de Nazaret la noche del 24 de diciembre.


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