Elecciones 2015. Redes sociales y candidatos

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Muchos ciudadanos no se sienten conformes con la ruta que están tomando las campañas que, en algunas entidades del país, inician. En este sentido, y a diferencia del pasado, las redes sociales se están convirtiendo en el espacio para el desahogo de aquellos que no observan un cambio positivo en la política.

Pero también estos instrumentos son un nuevo campo de acción para los candidatos, que buscarán por este medio convencer a los votantes de sus virtudes o de los defectos del contrario.

Red de catarsis

Espacios virtuales como lo representan las redes sociales, se están consolidando como áreas naturales para el activismo, ya sea individual o grupal.

Personas que antes solamente podían expresar su opinión en reuniones familiares o con amigos, ahora tienen la posibilidad de contar con una tribuna mucho más amplia gracias a redes como Twitter, Facebook, Google plus o tantas otras que han surgido en años recientes.

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Si bien hace una década no se contaba con este tipo de posibilidades, ahora es sencillo para cualquier persona abrir una cuenta y comenzar a opinar, expresar su sentir, intercambiar ideas o combatir a quien considere digno de ello.

Muchas cuentas en redes como Twitter se caracterizan por ser “anti” algo –puede ser un partido o un gobierno– o alguien –un candidato, empresario o gobernante–, y dedicar tiempo y esfuerzo a lanzar incluso insultos, si con ello consideran que se cumple su objetivo.

Gracias a la magnitud de la red, pueden encontrar a otros con intereses similares y, aunque físicamente no se conozcan, compartir la cruzada a favor o en contra que se han propuesto. Existen grupos que se dedican a apoyar o atacar a causas específicas y a quienes piensan diferente. En las redes sociales también la intolerancia se ha hecho presente, sobre todo en cuestiones políticas.

Mención aparte merecen los que sienten que deben alertar al resto de la humanidad de los males que el gobierno en turno, del color que sea, prepara para los indefensos ciudadanos, por lo que debe repetir hasta el cansancio los males que se ciernen sobre todos nosotros. Otra categoría la representan los “cuestionadores”, aquellos usuarios que siguen a políticos, periodistas y demás personajes públicos, para cuestionarlos por lo que hacen, dicen o muestran a través de imágenes que comparten en la red. Sí, de todo hay en las redes sociales que nos dio el señor.

Red de campaña

Las redes sociales representan también una oportunidad para los candidatos para llegar a los votantes. Algunos las utilizan a manera de diario de campaña, con el fin de comunicar sus eventos cotidianos rumbo a las urnas; otros las usan para presentar una imagen que es producto de lo que sus asesores consideran que debe presentarse y algunos más tienen las redes como una forma de debatir con sus contrarios.

En campaña, también surgen las cuentas que se dedican a servir como caja de resonancia del candidato, como una muestra de su popularidad, o a atacar a los contrarios. Se trata de empresas que se dedican a establecer estrategias de comunicación basadas en crear usuarios de redes sociales, quizá con pocos seguidores, para mostrar apoyos o para servir como ariete contra los contrarios.

El número de seguidores en la red es una forma de medir la influencia que puede tener un usuario. En el caso de Twitter, cuentas con decenas o cientos de miles, los llamados “Tweetstars”, sirven lo mismo para proyectar campañas publicitarias o políticas, con pagos que en ocasiones llegan a varios millones de pesos por sus servicios.

Otra faceta la representan los llamados “bots”, cuentas con escasos seguidores pero que pueden ser programadas para repetir mensajes de apoyo o de ataque contra alguien o contra alguna institución en particular a lo largo del día. Son fáciles de identificar, pues en el contexto de una campaña –usando una etiqueta o “hashtag” en particular–, repiten el mismo texto, simulando que una gran cantidad de personas están a favor o en contra de algún tema.

El escaso tiempo que este tipo de instrumentos llevan entre nosotros –Facebook surge en 2004, YouTube en 2005 y Twitter en 2006–, hace que para muchos sea un mundo desconocido, por lo que los charlatanes abundan en esta área. Los partidos políticos se han convertido en presas fáciles de muchos de ellos, que en complicidad con algunos líderes aprovechan la ocasión para hacer negocios millonarios con escasos resultados prácticos.

El hecho de que las conexiones a Internet aumenten año con año, gracias particularmente al abaratamiento de los teléfonos inteligentes y las tarifas del servicio celular, hace que el número de usuarios de redes sociales se incremente a un ritmo acelerado, con lo que los estrategas políticos tienen que incorporar este tema a las campañas.

Como en ejemplos como el que se vivió en la Primavera Árabe, o el tema de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, las redes sociales ya son un elemento a tomar en cuenta por los ciudadanos y por los políticos.

Una regulación prácticamente nula, hace que las redes sean, parafraseando a Zapata, de quien las trabaja y que sean un terreno en el que sea válido lo que sus usuarios deseen, aunque luego los mensajes reproduzcan un supuesto arrepentimiento, pero ya vendrá otra campaña para iniciar de nuevo.


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