La 80 Asamblea General de la ONU, quedará registrada en la historia por la salida generalizada de los delegados, que dejaron prácticamente vacía la sala, tras de que el Primer Ministro Israelí, Benjamín Netanyahu se dirigiera en todo amenazante al mundo: “Tengo dos mensajes claros para quienes reconocen el Estado Palestino; no se establecerá ningún Estado Palestino al oeste del Río Jordán”, advirtiendo que su gobierno “terminará su tarea en Gaza”, tras llamar “líderes cobardes” a sus antes aliados de la Unión Europea como Reino Unido, Francia, Bélgica y Canadá, que votaron a favor de parar el genocidio en la Franja de Gaza, que tras dos años de cruento exterminio, reporta más de 66 mil muertos y 168 mil heridos, muchos de ellos niños indefensos que además, están muriendo de hambre.
Antes del inesperado rechazo a Netanyahu, líderes de diversos países, coincidieron es que el “uso del hambre como arma de guerra es inmoral”, como lo externó el Presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, o el presidente de Ghana, John Dramani Mahama, quien en su mensaje en la sede de las Naciones Unidas, denunció que las naciones de todo el mundo han jugado al “escondite con el lenguaje”, para ocular la magnitud de la devastación en Gaza.
El inobjetable e irracional exterminio del Netanyahu contra el pueblo palestino es, en efecto, una devastación total, un crimen de lesa humanidad solo equiparable al Holocausto Nazi, pues a la fecha los mismos observadores de la ONU, han alertado que dos millones de personas corren el riesgo de morir de hambre; en tanto, un millón ni siquiera ha podido abandonar sus hogares pues los bombardeos y tanques de las fuerzas israelíes, han llegado hasta el corazón mismo de Gaza. Asesinando de manera artera y cobarde a la población civil.
No solo se han destruido miles de hogares, escuelas y hasta hospitales con bebés prematuros han sido arrasados. Con el apoyo de los Estados Unidos, Israel ha terminado por cercar en un nuevo estilo de campo de concentración, a la población palestina, impidiendo el paso de ayuda humanitaria, pero sobre todo de agua y alimentos.
Tras la 80 Asamblea General de la ONU, de las 193 naciones que integran la comunidad internacional, 157 terminaron por reconocer al Estado Palestino, entre ellas México; es decir, que el 80 por ciento del mundo dio la espalda al genocida Netanyahu, exigiendo el cese al fuego en la Franja de Gaza.
Ante el insostenible argumento de que el objetivo son los terroristas palestinos de Hamas, Netanyahu y su aliado Donald Trump, acaban de anunciar su “Plan Integral”, para poner fin al conflicto de Gaza, mediante la expedición de 20 puntos. Muchos de ellos incongruentes como la instalación de una Junta de Paz que estará presidida nada menos que por el principal aliado del gobierno de Israel, Donald Trump y otros personajes como el ex primer ministro británico, Tony Blair, quien en el 2003, apoyo en la invasión contra Irak al entonces presidente estadounidense, George W. Bush.
En su punto 17, la maquillada y tramposa propuesta, advierte que si Hamas no depone las armas y entregas sus áreas de control, libres de terrorismo a la Fuerza Internacional de Estabilización, entonces se dará vía libre para que Netanyahu concluya su labor de exterminio.
Lo que Washington propone que es el pueblo palestino se exente del dominio israelí para pasar al control norteamericano. Y de hecho, no otorga al pueblo palestino su derecho a constituirse como un Estado, ni impone sanciones o al menos disculpas internacionales, a las agresiones. Y menos castigo a los culpables del genocidio. El mundo no debe permitir esta farsa que solo contribuirá a acabar con el último vestigio de libertad en la Franja de Gaza.
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