El caso Odebrecht y el juicio a Ollanta Humala: Un reflejo de la corrupción en América Latina, con eco en México

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El caso Odebrecht, uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia reciente de América Latina, sigue resonando en la región, con el juicio al expresidente peruano Ollanta Humala como un hito significativo. Este proceso judicial, que culminó el 15 de abril de 2025 con la condena de Humala y su esposa Nadine Heredia a 15 años de prisión por lavado de activos, pone en evidencia las profundas ramificaciones de una red de sobornos que involucró a políticos, empresarios y funcionarios públicos en al menos 12 países, incluido México. A continuación, se analiza el caso en el contexto del juicio de Humala y su impacto en México, donde la trama de corrupción dejó huellas imborrables.
 
El caso Odebrecht y el juicio de Humala
 
El escándalo Odebrecht estalló en 2016, cuando la constructora brasileña admitió ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos haber pagado sobornos por más de 788 millones de dólares en varios países de América Latina entre 2005 y 2014, a cambio de contratos de obra pública. En Perú, el caso se centró en las campañas electorales de Ollanta Humala, quien gobernó de 2011 a 2016. La fiscalía peruana acusó a Humala y Heredia de recibir tres millones de dólares de Odebrecht para financiar sus campañas de 2006 y 2011, además de aportes ilícitos provenientes del gobierno venezolano de Hugo Chávez. El juicio, iniciado en febrero de 2022, fue el primero en Perú contra un expresidente por el caso Lava Jato, como se conoce esta red de corrupción.
 
Durante el proceso, que incluyó el testimonio de 220 testigos, se presentaron pruebas como las declaraciones de exejecutivos de Odebrecht, incluido Marcelo Odebrecht, quien confirmó la entrega de fondos a la campaña de Humala. La jueza Nayko Coronado destacó que muchos supuestos donantes negaron haber contribuido con las sumas atribuidas al Partido Nacionalista Peruano, lo que reforzó la tesis de la fiscalía sobre el origen ilícito del dinero. La sentencia de 15 años marca un precedente en Perú, donde otros expresidentes como Alejandro Toledo y Pedro Pablo Kuczynski también enfrentan procesos relacionados con Odebrecht, mientras que Alan García se suicidó en 2019 antes de ser detenido por este caso.
 
El impacto en México
 
En México, el caso Odebrecht tuvo un alcance significativo, aunque menos publicitado que en países como Brasil o Perú. Las investigaciones revelaron que la constructora pagó sobornos por 10.5 millones de dólares a funcionarios de Petróleos Mexicanos (Pemex) entre 2010 y 2014, durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Estos pagos se destinaron a asegurar contratos millonarios, como el proyecto Etileno XXI en Veracruz, valuado en 5,200 millones de dólares, y obras en la refinería de Minatitlán. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) documentó desde 2010 irregularidades como sobrecostos, pagos ilegales y contratos directos a Odebrecht, pero no se tomaron medidas inmediatas.
 
El epicentro del escándalo en México fue Emilio Lozoya, exdirector de Pemex (2012-2016), acusado de recibir sobornos millonarios de Odebrecht. Según su testimonio, parte de estos fondos se usaron para financiar la campaña presidencial de Peña Nieto en 2012 y para comprar votos de legisladores a favor de la reforma energética de 2014. Lozoya señaló directamente a Peña Nieto y a su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, aunque ambos han negado las acusaciones. Las investigaciones también involucraron a empresarios como Alonso Ancira, de Altos Hornos de México, y a empresas fachada que facilitaron el lavado de dinero.
 
A pesar de la gravedad de las revelaciones, el caso en México ha avanzado lentamente. Lozoya, detenido en 2020, colabora con la Fiscalía General de la República (FGR) como testigo protegido, pero las acusaciones contra figuras de alto perfil no han prosperado significativamente. Esto contrasta con Perú, donde el sistema judicial ha logrado condenas contra expresidentes, o Brasil, donde Marcelo Odebrecht fue sentenciado a 19 años de prisión. La percepción de impunidad en México ha generado críticas, especialmente porque el caso Odebrecht expuso cómo la corrupción permeó decisiones clave, como la reforma energética, con pérdidas directas al patrimonio nacional.
 
Un reflejo de la región
 
El juicio de Humala y el caso Odebrecht en México son espejos de un problema sistémico en América Latina: la corrupción como herramienta de poder. Mientras en Perú se avanza con condenas históricas, en México el caso sigue estancado, reflejo de una justicia selectiva y desafíos institucionales. Ambos países comparten la lección de que la lucha contra la corrupción requiere no solo investigaciones, sino también voluntad política y transparencia para sancionar a los responsables, sin importar su estatus.
 
El caso Odebrecht, con sus tentáculos en México, Perú y más allá, sigue siendo un recordatorio de la fragilidad democrática y la necesidad de fortalecer las instituciones. Para México, el desafío es cerrar el capítulo de impunidad y garantizar que casos como este no se repitan, mientras que el precedente de Humala en Perú podría inspirar avances en la rendición de cuentas en la región.

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