El Buen Fin, comercio y bienestar

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El comercio es fuente de oportunidad para las sociedades. La actividad comercial, sujeta a contextos competitivos, preserva las fuentes de empleo, promueve la inversión, estimula las tasas de crecimiento y, sobre todo, genera bienes de mayor calidad y precios accesibles que cubren las necesidades básicas de las familias.

El entorno internacional de los últimos años ha sido un desafío para la economía nacional. En ello, la contribución de los gobiernos panistas fue robustecer los fundamentos macroeconómicos mediante el ejercicio de una estricta política pública, que hoy le permite a la sociedad y a su gobierno sortear mejor la sinuosa recuperación observada en EU y otras naciones europeas.

En ese periodo de la vida nacional la economía familiar fue fortalecida como pocas veces. Millones de mexicanos tuvieron acceso a créditos estables para acceder a la compra de una vivienda o un automóvil, observaron tasas cambiarias sin grandes fluctuaciones en el tiempo e, incluso, la fortaleza de las finanzas públicas consiguió atenuar el impacto de la crisis internacional de 2008. En la primera década del siglo XXI, la sociedad aprendió que la fortaleza económica se consigue garantizando la libertad de mercado, no con intervencionismo de la burocracia gubernamental.

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Por eso iniciativas creativas como el Buen Fin, surgida también de gobiernos panistas, deben seguir adelante y ampliarse. Fue en 2011 cuando, por primera vez, el gobierno federal motivó a la iniciativa privada a establecer descuentos significativos en un fin de semana, con lo cual se mejoraran las condiciones de la familia en la adquisición de distintos bienes, se reactivara la economía en un escenario internacional adverso y, por si fuera poco, se protegieran mayores fuentes de trabajo que, como sabemos, hacia final de año tienden a menguar como parte de un calibrado cierre anual.

Gobierno, iniciativa privada y sociedad han compartido beneficios importantes con el Buen Fin. De acuerdo con diversas cifras dadas a conocer, el volumen de comercio se duplicó entre 2011 y 2014, llegando este último año a casi 200 millones de transacciones. En tan sólo cinco años, las ventas se duplicaron, de 40 mil millones de pesos, registrados en 2011, a 72 mil mdp reportados en 2014. Una clara señal de que iniciativas como éstas favorecen a todos los actores involucrados.

En 2016, de acuerdo con cifras dadas a conocer en notas de Excélsior, se espera la participación de, cuando menos, 700 mil comercios en todo el territorio nacional, así como ventas que superarán los 79 mil mdp. Un efecto positivo adicional: la derrama se da en la economía formal, lo cual incrementa la recaudación impositiva en el último trimestre del ejercicio fiscal.

Iniciativas como el Buen Fin, generadas en un gobierno interesado en apoyar la economía familiar, han beneficiado no sólo a consumidores y empresarios, sino también a la economía nacional. Ingresos como los registrados, se convierten en buenas noticias para el gobierno, pues no solamente se mantiene activo al mercado sino que, además, se promueven finanzas sanas. Hasta ahora han sido pocos los casos denunciados de abusos de comerciantes, por lo que se puede calificar a el Buen Fin como una práctica exitosa. Tan sólo el año pasado, se reportaron únicamente 250 quejas ante la Profeco; sin embargo, consumidores y autoridades requieren emplear todos los recursos a su alcance para denunciar y, en su caso, aplicar las medidas correctivas que aseguren tanto comercio responsable como credibilidad de la iniciativa en sus futuras convocatorias. Sigamos promoviendo crecimiento a partir de la competencia en el comercio.


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