Departamento del Tesoro sanciona a tres operadores del Cártel de Sinaloa notoriamente violentos

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En un movimiento enérgico para combatir el tráfico ilícito de drogas mortales y la violencia asociada, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro ha tomado medidas decisivas al señalar a tres miembros clave del Cártel de Sinaloa. Esta acción resalta el compromiso del gobierno de Estados Unidos en su conjunto por desmantelar la cadena de suministro de drogas y privar a los grupos criminales de los recursos que necesitan para operar.

La OFAC ha señalado con énfasis a Alfonso Arzate García y su hermano René Arzate García, «jefes de plaza» con base en Baja California, México, quienes orquestan operaciones de narcotráfico en Tijuana y zonas circundantes. Su participación en la importación de grandes cantidades de drogas ilícitas, incluyendo el letal fentanilo, a los Estados Unidos, ha causado estragos en las comunidades de los Estados Unidos. Además, la notoriedad de su violencia y su participación en secuestros y ejecuciones los hace aún más peligrosos.

Rafael Guadalupe Félix Núñez, también conocido como “El Changuito Antrax”, ha emergido como un líder poderoso y violento del Cártel de Sinaloa en Manzanillo, Colima, México. Controlando ese puerto clave, Félix Núñez ha contribuido significativamente a la entrada y transporte de drogas ilícitas a los Estados Unidos. Su evolución desde sicario, en sus inicios,  hasta un líder de facto resalta la malevolencia y el alcance de su influencia en las actividades delictivas.

Es necesario destacar que esta acción no se ha realizado en aisladamente. El Gobierno de México se ha visto obligado a tener una estrecha colaboración con el Departamento del Tesoro, donde la Unidad de Inteligencia Financiera de México ha desempeñando un papel crucial en este esfuerzo. Además, la acción se basa en una asociación continua con varias agencias americanas de cumplimiento y aplicación de la ley, incluida la Administración para el Control de Drogas y la Oficina Federal de Investigaciones.

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La lucha contra el tráfico de drogas y la violencia asociada es una prioridad para el gobierno norte americano que debería ser compartida entre ambas naciones. La cooperación internacional y la acción coordinada son fundamentales para enfrentar este desafío global que tiene efectos perjudiciales en nuestras comunidades y familias. Señalar y perseguir a estos individuos es un paso en la dirección correcta para crear un ambiente más seguro y protegido.

Es crucial reconocer que esta acción debe ser parte de un esfuerzo integral para abordar la crisis de sobredosis que afecta a ambos países. La adicción y el narcotráfico son factores interconectados que deben ser atacados de manera conjunta. Además de la aplicación de sanciones, la Administración estadounidense también está realizando inversiones históricas en investigación, prevención, tratamiento y servicios de apoyo a la recuperación.

La OFAC demuestra así su determinación al tomar estas medidas audaces. Las sanciones no solo buscan castigar, sino también provocar un cambio positivo en el comportamiento de los actores involucrados en el tráfico de drogas y la violencia. La seguridad de nuestras comunidades y el bienestar de nuestras familias son la máxima prioridad, y este paso refleja un compromiso para lograr un futuro más seguro y libre de drogas.


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