El Senado rechazó ayer la propuesta del PAN para cambiar el formato del seminario sobre federalismo y obligar al presidente Enrique Peña Nieto a debatir con todas las fuerzas políticas, en una especie de comparecencia en la que pudiera ser cuestionado.
Durante casi tres horas, perredistas y priístas se confrontaron con sus homólogos del PAN, quienes aseguraron que el Encuentro por la Federación y la Unidad será en realidad un homenaje a Peña Nieto, lo que violenta la división de poderes y agravia al Senado.
Los priístas salieron en defensa del Ejecutivo; primero habló René Juárez y después Gerardo Sánchez, quien recordó a los del blanquiazul que fue el PRI el que permitió que Felipe Calderón gobernara y se legitimara, ya que entró por la puerta de atrás, mientras Peña Nieto lo hizo por la puerta principal.
El coordinador Jorge Luis Preciado anunció que pedirían modificar el orden de la sesión para debatir ese tema. Luego, desde el pleno, el senador Javier Corral reclamó que el presidente de la mesa directiva, Miguel Barbosa, hubiera invitado a Peña Nieto a ese acto, en el que sólo acudirá a pronunciar un discurso y a inaugurar los escudos de los 32 estados, no a debatir sobre federalismo.
Luego se fue contra el PRD, y preguntó: ¿es el homenaje que la izquierda quiere rendir a Peña Nieto tras las reformas estructurales? ¿En serio quieren hacerlo vocero del federalismo y la unidad nacional, que por ningún motivo representa? ¿Van a rendir homenaje al que llamaron traidor a la patria por la reforma energética?
La perredista Dolores Padierna le respondió que se trata de un acto protocolario, al que la mesa directiva, no el PRD, invitó no sólo a Peña Nieto, sino también a los representantes de los otros poderes, entre ellos al presidente de la Suprema Corte de Justicia, así como a los gobernadores y académicos.
Advirtió también que el PAN no tiene autoridad moral para formular ese tipo de cuestionamientos, ya que tanto la dirigencia como los legisladores de ese partido se reunieron infinidad de ocasiones, en lo oscurito, con el Presidente para aprobarle sus reformas estructurales.
Otros panistas intervinieron para insistir en que se obligara al Ejecutivo a debatir, entre ellos Roberto Gil Zuarth y Martín Orozco. Este último, presidente de la Comisión de Federalismo, denunció que se enteró del acto por la prensa.
"Es como el burro hablando de orejas, ya que los panistas en lo oscurito subastan el país y se reparten el botín, en un acto de traición a la patria, y aquí vienen a darse una investidura que no tienen", dijo el perredista Alejandro Encinas.
Los cuestionamientos subieron de tono: el perredista Fidel Demédicis llamó paleros y jilguerillos del PRI a los panistas, y calificó de gorilas a los integrantes del Estado Mayor Presidencial, lo que provocó protestas de varios panistas.
Manuel Bartlett, del PT, se pronunció por que se retire la invitación a Peña Nieto, quien, dijo, sólo debe asistir al Senado en las fechas que marca la Constitución.
Al final, con 56 votos en contra, 33 en favor y cinco abstenciones, se rechazó la propuesta del PAN.
La petista Layda Sansores amenazó: Si se trata de organizar una fiesta a Peña Nieto, la tendrá, y ojalá no vaya a esconderse en el baño.
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