Hoy más que nunca, Chihuahua se enfrenta a una de las crisis más graves en su historia reciente: la sequía extrema y las presiones que genera el Tratado Internacional de Aguas de 1944. Este acuerdo, que obliga a México a entregar agua a través del río Bravo proveniente principalmente del Rio Conchos a Estados Unidos en ciclos de cinco años, se ha convertido en un arma de doble filo para nuestra región. Mientras el plazo para cumplir con este tratado se acerca, las condiciones locales de sequía nos colocan en una situación insostenible. ¿Qué está haciendo el gobierno federal para enfrentar este desafío?
El Tratado de 1944 fue concebido para beneficiar a ambos países, con la promesa de agua a cambio de agua. México debe entregar 431 millones de metros cúbicos de agua a los Estados Unidos, lo que, en tiempos de sequía, es cada vez más difícil de cumplir.
A nivel local, la situación es crítica. La presa La Boquilla, una de las principales fuentes de abastecimiento de agua en Chihuahua, está a solo un 15 por ciento de su capacidad. Esto deja a miles de familias en una situación desesperada, mientras que la agricultura y la ganadería, pilares de nuestra economía, se ven gravemente amenazadas.
Lo que agrava aún más la situación es la percepción de que el agua que se entrega a los Estados Unidos no tiene un retorno directo para las comunidades de Chihuahua. El estado se ve obligado a cumplir con su cuota, mientras enfrenta la escasez de agua que afecta a sus productores y a las familias que dependen de este recurso vital. La desigualdad en la distribución de agua, exacerbada por la falta de lluvias, revela una realidad insostenible.
La respuesta estatal: esfuerzos por mitigar la crisis hídrica
Frente a esta crisis, la gobernadora Maru Campos ha hecho un esfuerzo por coordinarse con el gobierno federal. Junto con la titular del gobierno federal, Claudia Sheinbaum, han impulsado medidas para mitigar la sequía. De hecho, se decretó la Declaratoria de Emergencia por Sequía 2024, que afecta a los 67 municipios del estado.
Además, la gobernadora ha lanzado proyectos específicos en la Sierra Tarahumara, como las Cosechas de Agua y sistemas de captación colectiva, que buscan asegurar el suministro a las comunidades más vulnerables. Con una inversión de mil millones de pesos en 2025, se espera fortalecer estos esfuerzos y ofrecer soluciones más permanentes.
El Tratado de 1944 y su impacto en Chihuahua
Sin embargo, el Tratado de 1944 continúa siendo un obstáculo. Este acuerdo fue diseñado en condiciones muy distintas a las actuales, y no toma en cuenta las variaciones de los recursos hídricos en diferentes regiones de México. Chihuahua se ve obligada a entregar agua en momentos en los que, irónicamente, las presas locales están casi vacías.
Mientras tanto, otros estados, que también se benefician de los mismos ríos, no enfrentan las mismas presiones. Chihuahua cumple con su cuota sin que este sacrificio se traduzca en beneficios directos para sus ciudadanos.
El impacto de las tensiones internacionales
La situación no se detiene ahí. Las tensiones en la relación bilateral entre México y Estados Unidos han aumentado, en especial con la política exterior de la administración estadounidense. La reciente crisis hídrica en Tijuana, resultado de la negativa de Estados Unidos a suministrar agua del río Colorado debido al incumplimiento del Tratado por parte de México, es solo un reflejo de cómo las decisiones tomadas a nivel internacional impactan directamente a las comunidades fronterizas.
Chihuahua ha enfrentado serias dificultades para realizar las entregas de agua debido a la grave escasez en la región. Esta situación no solo afecta a la agricultura local, sino también a la industria, la ganadería y las economías de las comunidades cercanas.
En este contexto, la gestión del agua se ha convertido en un desafío no solo local, sino también de índole internacional, donde los acuerdos y las negociaciones adquieren un carácter de alta prioridad para la estabilidad regional y las relaciones entre países.
¿Hay esperanza en una solución binacional?
Es claro que la solución no está solo en manos de un país. México y Estados Unidos deben sentarse a la mesa y trabajar juntos para encontrar alternativas que sean sostenibles para ambos países. No solo se trata de cumplir con el Tratado, sino de garantizar que las comunidades fronterizas no sigan pagando el costo de un acuerdo que ya no refleja la realidad del momento. La creación de una mesa bilateral entre los estados más afectados, como Chihuahua, Sonora y Baja California, sería un paso fundamental para buscar acuerdos más justos.
Es hora de que se planteen soluciones a largo plazo, no solo medidas emergentes. Debemos hablar de innovaciones tecnológicas que optimicen el uso del agua, proyectos de desalinización, y quizás lo más importante, un fondo binacional de compensación para los estados más vulnerables.
Un compromiso integral y a largo plazo
El gobierno mexicano también tiene una responsabilidad fundamental. No basta con soluciones temporales. El Estado debe comprometerse a un manejo sostenible y eficiente del agua, considerando tanto la obligación de cumplir con los acuerdos internacionales como las necesidades urgentes de los estados afectados. No es suficiente con declaraciones vacías. Se requieren acciones concretas que garanticen el bienestar de las comunidades, sin poner en riesgo el desarrollo económico y social de regiones como Chihuahua.
La urgencia de un compromiso federal
Chihuahua no puede seguir siendo vista como una moneda de cambio en las negociaciones internacionales. La vida de miles de familias y el sustento de nuestra economía están en juego. Si el gobierno federal no actúa con urgencia, no solo estaremos enfrentando una crisis de sequía, sino también un potencial conflicto político y social.
Es crucial que el gobierno federal comprenda las particularidades del norte del país y, lo más importante, que se comprometa a destinar los recursos y estrategias necesarios para hacer frente a esta crisis. El Tratado de 1944, tal como está, ya no refleja la realidad actual de México. Es urgente su revisión, y una mesa bilateral con Estados Unidos debería ser el primer paso para alcanzar una solución más equitativa y justa.
El autor es senador de la República y presidente de la Comisión de Desarrollo Municipal
@MarioVzqzR
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