CDMXXXX

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Le faltaron tres “X’s” al nuevo nombre de la Ciudad de México. Una X para representar la ciudad obscenamente maladministrada, otra X para simbolizar la concentración anti-natural de población, y una tercera para señalar a la capital explotadora del resto del país.

México todo es un esclavo al servicio de CDMX. Desde la antigua Tenochtitlán se diseñan e imponen la políticas mediante las cuales el resto de los mexicanos pagamos tributo a una ciudad desbordada que hace mucho rebasó los límites naturales de la viablidad. Chilangolandia se mantiene viva gracias a que exprime al resto del país.

Prolongar la vida de la ciudad que se hunde poco a poco nos ha costado miles y miles de millones a los habitantes de los estados del norte principalmente. Si hacemos un mapa, el norte de México subsidia al sur y la CDMX es como quien dice el intermediario que parte y comparte y se queda con la mayor parte.

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La gran Jane Jacobs decía que las ciudades son entes vivientes, que se auto-regeneran y se van adaptando solitas a los nuevos tiempos y circunstancias. Yo le diría que sus estudios no incluyeron a la ciudad de México. ¿Para qué adaptarse si tiene a otros noventa millones de habitantes a los cuales pasarle la factura de sus indecisiones?

Hace mucho tiempo que la ahora CDMX debió rediseñar el automóvil, haciéndolo mucho más compacto y liviano, quizá de dos plazas como una motocicleta con cabina. No lo hizo. En vez de ello emprendieron esta locura del “hoy no circula” que tuvo como efecto secundario imprevisto que aumentara el parque vehicular con autos usados y más contaminantes aún. 

Ahora la ciudad de México se ahoga en el smog y en la contaminación con toda clase de partículas letales en la atmósfera. La preocupación por una futura epidemia masiva de enfermedades respiratorias es muy real para los médicos especialistas. Ellos ya lo ven venir: no habrá doctores, hospitales, ni camas suficientes para atenderlos a todos cuando empiecen a caer como canarios en las minas de carbón.

La CDMX estrena constitución como entidad federativa, pero esté éxito político no resolverá que esa ciudad mentirosa es la cuna de la corrupción mexicana. La demagogia y el clientelismo políticos son los dos motores del actual de caos.

Si vemos a la ciudad desde una óptica biológica, vamos a encontrar estructuras fractales. La ciudad subsidiada es la suma de instituciones subsidiadas. El metro barato, el agua que no se cobra y la educación pagada por la federación son tres ejemplos que nos ponen en desventaja a los demás estados.

Toda esta inyección de recursos, que podemos llamar “vida artificial” ha servido para hacer más grave el problema. Más gente llega a vivir allá, a más de dos mil metros sobre el nivel del mar. Hay que secar ríos y bombearlos de subida para darles de beber y luego obras gigantezcas de drenaje para evitar que la gran basinica que es el Valle de México se inunde. 

CDMX abarca parte del Estado de México haciendo más dificultosos los problemas de coordinación en los servicios públicos. La ineficiencia debe ser terrible, pero se disfraza con los subsidios.

Otro gran subsidio es concentrar el gasto federal en oficinas burocráticas en la CDMX. Si el resto de los mexicanos tuviéramos voz y voto en ello, estoy seguro que cambiaríamos el destino de la CDMX en un dos por tres.

Aunque duela, habría que subir al triple el precio de la gasolina que se venda a menos de a cuarenta kilómetros del Zócalo e invertir el excedente mejorar el transporte colectivo, sin subsidiarlo tantísimo. Desconcentrar el Gobierno Federal de inmediato, total que estorba más de lo que ayuda, quizá debido a que la contaminación también impide pensar bien.

Esta es solo una muestra de lo radical de la soluciones para CDMXXXX que deben explorarse. ¿Exageradas? Ya veremos cuando lleguemos a la cita inevitable con el futuro que nos espera. Pagaremos caro por nuestras omisiones.


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