Volver a empezar

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La pandemia se extiende por caminos poco deseados. Muy atrás parece quedar el júbilo de aquellas semanas en que las campañas de vacunación ensanchaban la idea de un regreso sostenido a la normalidad. Hoy, las variantes de coronavirus vuelven a introducir incertidumbre sobre si las vacunas existentes son efectivas en el mediano plazo contra esas mutaciones; si el porcentaje de población vacunada es suficiente en el intento de mitigar impactos negativos en las tendencias de salud pública; así como si los sistemas hospitalarios ahora sí se encuentran en forma para canalizar adecuadamente una nueva ola en la demanda de servicios médicos. Toda una serie de interrogantes en las que los mexicanos seguimos navegando a oscuras.

Por un lado, en nuestro país mucho se ha tratado de matizar el impacto de la variante Delta, pero las amenazas a la salud identificadas en semanas recientes son más que evidentes, de acuerdo con la evolución de los registros en distintas partes del mundo. Según la información dada a conocer por diversas fuentes oficiales, Brasil detectó 20 mil 503 nuevos contagios en tan sólo 24 horas —lo cual lo sigue posicionando como una de las tres naciones con peor desempeño en la pandemia; mientras que Florida volvió a superar este domingo el número máximo de hospitalizados por covid-19, al contabilizar ahora más de diez mil doscientos ingresos. Un nuevo récord no observado desde julio pasado y a pesar del volumen de vacunas suministradas en el estado.

La situación en Florida y en otros estados de la Unión Americana, que llegaron a registrar hasta quinientos mil nuevos casos en tan sólo una semana, ha forzado a las autoridades de ese país a reconsiderar el relajamiento de medidas instruido en semanas pasadas, con el fin de retomar el control de la pandemia. Así, entre otras acciones, se les está pidiendo a los vacunados que vuelvan a utilizar el cubrebocas en espacios cerrados, así como a los colaboradores de empresas e instituciones, para que sólo regresen a las oficinas de manera presencial en caso de haber completado su cuadro de vacunación covid-19.

Por el otro, al igual que en el resto de los países, en México el grado de protección de las personas ya vacunadas contra covid-19 está en cuenta regresiva. Así lo demuestra, por ejemplo, la nota difundida en Excélsior el día de ayer, en que uno de los laboratorios más reconocidos del mundo encontró que, en el caso de su vacuna —la de más alta calidad disponible hasta ahora en el mercado porque protege hasta un 25% más que el restante—, su efectividad se ve disminuida con el tiempo y protege seis meses.

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Sin embargo, es importante traer a la mesa que no todos en nuestro país fueron inmunizados con esa vacuna de alta efectividad, por lo que quienes recibieron dosis de otra farmacéutica con menores porcentajes de protección seguramente requerirán refuerzos en un periodo mucho más acortado, si lo que deseamos es seguir abonando a condiciones aceptables de salud pública. Una vez más, a la par de una campaña nacional de vacunación que no ha cumplido con los plazos originalmente previstos, otras regiones del planeta se nos adelantan, como Israel, país que ya comenzó a aplicar la tercera dosis a sus mayores de sesenta años, o Estados Unidos, que cuando menos ya comienza a tomar forma el debate público en la materia ante la crecida de casos.

Y mientras el mundo toma sus previsiones, en México seguimos con un responsable de la pandemia que en plena tercera ola se resiste a aceptar los desafíos de las variantes en la salud de las personas, que cambia la metodología del semáforo epidemiológico a partir de criterios poco transparentes y que niega la utilidad en el uso de la mascarilla. A ver si por la falta de protocolos y decisiones oportunas no acabamos volviendo a empezar una difícil etapa sanitaria.

 


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