Violencia política

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En días recientes, hemos sido testigos de varios hechos que tienen como trasfondo la actividad política, pero que también tienen relación con actividades delincuenciales, una verdadera combinación fatal como se ha podido comprobar por los acontecimientos de la última semana. No obstante la gravedad, no hay un diagnóstico que permita anticipar una solución y, al parecer, menos interés para hacerlo.

Violencia y política

La violencia en el ámbito político se ha venido intensificando en los últimos años. Desde el asesinato de Luis Donaldo Colosio hasta la muerte de Ambrosio Soto en Guerrero, el país ha entrado a una espiral en la que las víctimas han ido en aumento.

Las causas de esto son variadas: desde la complicidad que algunos políticos han establecido con cárteles del crimen organizado o por la oposición de los primeros a ceder a las pretensiones de los segundos, pero los resultados han sido funestos para decenas de candidatos y funcionarios en cargos de elección.

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Además, se tiene que comentar la violencia que se provoca por algún tema de índole política y que muestra su desahogo a través de actos violentos. Lo que ha pasado en los últimos meses en el caso de la CNTE –aún y cuando hay quien justifica esta forma de protestar– muestra como la violencia se ha incorporado a los catálogos políticos de varias fuerzas, pues incluso se ha visto este tipo de expresiones al interior de los partidos políticos.

Y no hablamos sólo de alguna formación de izquierda, sino que esto ha permeado a todos los partidos los cuales nos han ofrecido enfrentamientos entre sus militantes por variados motivos.

Como en varios aspectos de nuestra sociedad, parece que se ha aprendido que la violencia es una herramienta útil para resolver cualquier problema que enfrentamos.

Lo verdaderamente preocupante es que no hay propuestas para solucionar esta problemática que ya ha cobrado decenas de víctimas en las últimas décadas en el país, desde candidatos –un presidencial, uno a gobernador en Tamaulipas y decenas de aspirantes a presidencias municipales– hasta militantes o personas que no tenían nada que ver con el tema pero se encontraban en el momento en que se daba algún ataque.

Lo lamentable es que los discursos condenan siempre cualquier manifestación violenta, venga de donde venga, pero en la práctica poco se hace para acabar con este flagelo, pues al interior de los institutos políticos o en las legislaturas estatales o en las federales también se recurre a la violencia para resolver algún diferendo.

Ya son comunes los enfrentamientos, a golpes en ocasiones, entre diputados o entre militantes. En el primer caso, se ha llegado a –en broma– llamar al Canal de Congreso el Animal Planet 2 y en el segundo caso, las redes sociales han sido espacio para exhibir algunos encuentros entre miembros del partido como fue el caso de #LadyGarnacha en el PAN, en el que dos militantes se golpearon en el desarrollo de un proceso interno.

Quizá esto se deba a que también somos un país violento que trata de resolver sus diferencias por esta vía, siendo combinando esto con distintos grados de intolerancia.

¿Qué hacer? Sin duda esto pasa por procesos educativos y de concientización, además de establecer mecanismos más eficaces para dirimir las diferencias tanto en los partidos como en los órganos de gobierno o legislativos, además de contar con instancias que sean más eficientes en la resolución de las demandas ciudadanas, pues esto es lo que genera buena parte de las protestas que se ven en las calles.

En tanto los políticos continúen pensando que este tipo de recursos son válidos para apoyar sus carreras, seguiremos teniendo presencia de la violencia en este ámbito, sin importar que cobre la vida de inocentes o que sirva para desprestigiar aún más –si esto es posible– a la política.

Otra faceta es la actitud de los ciudadanos en este asunto, pues si consideran que no hay que mostrar rechazo a quienes utilizan la violencia como recurso para negociar o para afianzar sus aspiraciones, esto seguirá presente en nuestra nación.

Así que de todos depende que sean cada vez menos quienes recurran a la violencia como uno más de los recursos para alcanzar sus metas, independientemente de lo que haga el crimen organizado, pero si alcanzamos a convertirnos en un país con menos desigualdad y carencias, este flagelo se verá reducido.

Del tintero

Bastante revuelo causaron sus seguidores en redes sociales por el cumpleaños de Margarita Zavala, pero mostrando además un adelanto de la forma en que la atacarían en caso de convertirse en candidata presidencial. Esto representa quizá el mayor desafío que tendrá en una eventual campaña, pues la batalla por los votos será fuerte en la campaña 2018, con un activismo en redes sociales que –dada la penetración de Internet en México– buscará ser un elemento que ayude a convencer a los votantes y que representará un escenario de debate en el que cada candidato buscará ganar. En tanto llega el momento, salieron a relucir bastante “calderochairos” que defienden a su candidata pese a todo.

 

@AReyesVigueras


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