En México hay alarma porque un empresario billonario, metido a político, está haciendo una campaña por la nominación republicana con gran éxito. El problema es que su discurso es fanático, racista, de odio y mucho más, en contra de la buena imagen de los Estados Unidos ante el mundo: Donald Trump.
Esa alarma, esa preocupación, tienen sentido. En particular, la ha tomado contra México abierta y reiteradamente. Pero sus ofertas de gobierno van aún más lejos, como el desterrar a los indocumentados latinoamericanos y a los musulmanes.
Pero dice muchas cosas sobre la marcha de su país, y lo que haría para corregir rumbos, que han gustado a millones de votantes. Quienes no conocen la mentalidad de las diversas clases sociales y regionales de Estados Unidos, no pueden entender el por qué la simpatía por su candidatura. Pero independientemente de lo que los extranjeros pensemos, puede ganar la elección interna republicana (de hecho la va ganando) frente a sus competidores Cruz y Rubio.
¿Qué es lo que desean muchos, ante una posible presidencia de un “loco desatado”, que gana simpatías con una demagogia sencilla, fanática y convencedora? Desean que ganen los demócratas, en especial Hillary Clinton (puntera) o Bernie Sanders (que le pisa los talones).
Por supuesto que lo que se piense y diga en México no afectará en nada las grandes intenciones de voto en el vecino del Norte. Pero sí es importante estar preparados mental y políticamente para lo que resulte en noviembre de este año por allá.
Supongamos que “el loco” gane. ¿Podría realizar las amenazas contra México o los musulmanes? No, no podría, aun siendo presidente, pues hay un Congreso que le impediría hacerlo. ¿Podría construir su muro? Sin el apoyo del Congreso, no. ¿Podría obligar a México a pagar por ello si lo logra? No. ¿Podría hacerle la guerra a su principal socio comercial, México? Tampoco, el Congreso no lo permitiría y se echaría encima a la ciudadanía de su país y al mundo.
Tampoco podría Trump hacer muchas de las cosas que ofrece internamente, y tendría que ir suavizando su discurso al acercarse la elección y tras su posible triunfo. Pero lo más probable es que el partido demócrata le gane.
Todavía hay la remota posibilidad de que Ted Cruz gane a Donald la candidatura republicana, y hasta allí llegaría el loco. Luego tendría que ganar la presidencia.
Entonces, ¿Qué gane Hillary? Muchos piensan que esa sería la solución frente a Trump. De hecho tanto Hillary como mucha gente, piensan que en debates políticos, Hillary haría ver muy mal a Donald y que ella ganaría la presidencia. Aunque todavía falta que la puntera demócrata no sea desbancada por el senador Sanders, que es difícil.
Pero quienes desean que Clinton gane a Trump, y hasta a lo mejor rezan por ello, ignoran algo muy grave. Si Trump es un loco peligroso (que no podría hacer muchas de las locuras ofrecidas), los precandidatos demócratas son genocidas: Sanders y Clinton. Ambos son abiertos partidarios del aborto genocida, y ofrecen apoyar el aborto, niegan que los nonatos tengan algún derecho, ya no a la vida sino ningún otro. Y no es un supuesto, lo han declarado abierta y públicamente.
Ya antes la Clinton llamó “terroristas” a quienes son pro-vida, y ha participado en los esfuerzos altamente exitosos de Obama a favor del aborto, presionando naciones y organismos internacionales. Ella continuaría con la misma política de Obama de imponer el aborto aún en contra de las objeciones de conciencia. Y Hillary lo haría peor aún, así lo ha establecido.
El senador Sanders es un declarado “pro-choice” en toda la gestación, no sólo a semanas de la concepción. Para él como para Clinton, la mujer es dueña de su cuerpo y nadie debe entrometerse en sus decisiones de abortar o no.
Así que, entre un loco que no podría serlo “desatado”, gracias a un Congreso que se lo impediría en muchas decisiones de gobierno (otras no), y uno de dos genocidas… Trump sería un mal menor para el mundo.
Pero aún es posible que Donald pierda la candidatura republicana, y sólo Ted Cruz puede desbancarlo, Rubio está muy atrás y no hay más. Cruz es también muy radical en sus posiciones, pero menos que Trump, en materia de migración y otros temas.
Así que si quieren influir en lo que se pueda en los amigos votantes de Estados Unidos, y quieren rezar por un mejor resultado en la elección de noviembre, NO recen porque ganen los genocidas del partido demócrata, peor les iría si gana uno de ellos no sólo a Estados Unidos o México, sino a todo el mundo: el aborto desatado e impuesto desde la ONU y el poder del dinero del gobierno. Pueden chantajear y doblegar organismos y empresas transnacionales que se opongan.
Han comparado a Trump con Hitler. Pues la comparación aplica también y no por racismo a los precandidatos Clinton y Sanders, sino por el genocidio a gran escala: más millones de muertos nonatos. Más cerca de Hitler están estos últimos que Trump.
Los obsesivos del aborto genocida no darían marcha atrás en sus convicciones, y tendrían el poder de hacerlo. En Clinton el aborto es una terrible obsesión. Visto así, “el loco” sería el menor de los males, pero mejor aún sería el menos radical de Ted Cruz. Así que si rezan, ya saben lo que NO hay que pedirle al Señor.
There is no ads to display, Please add some