El nombramiento de Terrance C. “Terry” Cole como director de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) por parte del presidente Donald Trump marca un punto de inflexión en la estrategia de Estados Unidos para abordar el narcotráfico, particularmente en su relación con México.
Este movimiento, anunciado el 11 de febrero de 2025, no solo refleja la intención de Trump de intensificar la lucha contra los cárteles mexicanos, sino que también parece diseñado para ejercer presión política y económica sobre el gobierno mexicano, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum. A través de la retórica agresiva, medidas económicas como amenazas de aranceles y la selección de un candidato con un historial controvertido como Cole, Trump está utilizando el narcotráfico como una herramienta para redefinir la dinámica bilateral entre ambos países, según se detalla en el artículo de ProPublica publicado el 29 de abril de 2025. Este análisis examina cómo Trump está instrumentalizando este tema, los riesgos que conlleva y las implicaciones para la cooperación transfronteriza.
Contexto del Nombramiento de Terry Cole
Terry Cole, un veterano de 22 años en la DEA, fue seleccionado tras la retirada de la primera opción de Trump, el sheriff Chad Chronister, debido a críticas de sectores conservadores. A diferencia de otros exdirectores de la DEA, Cole nunca ocupó los rangos más altos de la agencia ni lideró alguna de sus 23 divisiones de campo domésticas. Su experiencia más significativa en liderazgo proviene de su rol como secretario de Seguridad Pública y Seguridad Nacional de Virginia bajo el gobernador Glenn Youngkin, un aliado de Trump. Sin embargo, su trayectoria en la DEA incluyó asignaciones en Colombia, Afganistán y México, donde estuvo involucrado en operaciones contra el narcotráfico que dejaron resultados mixtos, incluyendo incidentes mortales en Colombia y México que han generado cuestionamientos sobre su idoneidad para el cargo.
El artículo de ProPublica destaca que Cole es un firme defensor de la postura de Trump de atacar a los funcionarios mexicanos cómplices con los cárteles. En una entrevista con Breitbart tras su retiro de la DEA en 2020, Cole afirmó que “los cárteles mexicanos trabajan de la mano con funcionarios corruptos del gobierno mexicano en altos niveles”, una declaración que resonó con la narrativa de Trump sobre la necesidad de confrontar la corrupción en México. Esta retórica, combinada con su nombramiento, sugiere que Trump busca un liderazgo en la DEA que no solo intensifique las operaciones contra el narcotráfico, sino que también adopte una postura beligerante hacia el gobierno mexicano, desafiando las sensibilidades diplomáticas.
La Estrategia de Presión de Trump
El uso del narcotráfico como herramienta de presión sobre México por parte de Trump se manifiesta en tres frentes principales: la retórica política, las medidas económicas y la reconfiguración institucional a través de la DEA.
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Retórica Política y Narrativa Anti-México: Desde su primera campaña presidencial, Trump ha vinculado el narcotráfico con la migración y la seguridad fronteriza, presentando a México como un socio poco confiable en la lucha contra las drogas. El nombramiento de Cole refuerza esta narrativa, especialmente por sus declaraciones previas sobre la complicidad del gobierno mexicano con los cárteles. En su anuncio de aranceles punitivos a México, la Casa Blanca citó una “alianza intolerable” entre el gobierno mexicano y el narcotráfico, señalando que esta relación pone en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos. Estas afirmaciones no solo buscan justificar medidas económicas, sino también movilizar a la base electoral de Trump, que percibe el narcotráfico como una amenaza directa.
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Presión Económica a través de Aranceles: La amenaza de imponer aranceles a México, mencionada en el artículo de ProPublica, es un componente clave de la estrategia de Trump. Al vincular los aranceles con la supuesta incapacidad de México para controlar el narcotráfico, Trump ejerce presión económica para forzar al gobierno de Sheinbaum a intensificar sus esfuerzos antidrogas. Desde el anuncio de estas medidas, México ha incrementado visiblemente sus operativos contra el narcotráfico, lo que sugiere que la presión económica está generando resultados inmediatos. Sin embargo, esta táctica también arriesga tensionar las relaciones comerciales, especialmente en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
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Reconfiguración Institucional con la DEA: El nombramiento de Cole indica un cambio hacia una DEA más agresiva y menos diplomática en su enfoque hacia México. A diferencia de administraciones previas que priorizaban la cooperación bilateral, la postura de Cole, respaldada por Trump, parece inclinarse hacia operaciones unilaterales y una mayor confrontación con las autoridades mexicanas. Esto se complica por las restricciones impuestas por México a las operaciones de la DEA, primero bajo el expresidente Andrés Manuel López Obrador y ahora reafirmadas por Sheinbaum, quien ha calificado a la DEA como un símbolo de intervencionismo estadounidense. La selección de Cole, con su historial de operaciones controversiales, podría exacerbar estas tensiones, dificultando la colaboración en inteligencia y operativos conjuntos.
Riesgos y Desafíos
La estrategia de Trump, aunque efectiva para galvanizar apoyo doméstico, conlleva riesgos significativos. Primero, la confrontación abierta con México podría socavar la cooperación en temas críticos como la migración y el comercio. México, bajo Sheinbaum, ha mostrado disposición a responder con firmeza a las presiones estadounidenses, como lo demuestra su advertencia de mantener restricciones a la DEA. Segundo, la retórica agresiva de Cole y Trump podría alienar a aliados dentro del gobierno mexicano que, como el jefe de seguridad pública Omar García Harfuch, han mostrado disposición a colaborar. Finalmente, los antecedentes de Cole, particularmente su vinculación con incidentes como la masacre de Allende en 2011, donde inteligencia compartida por la DEA desencadenó una ola de violencia, plantean dudas sobre su capacidad para liderar una agencia que requiere delicadeza diplomática y precisión operativa.
Implicaciones para la Relación Bilateral
El nombramiento de Cole y la estrategia de presión de Trump marcan un punto de inflexión en la relación entre Estados Unidos y México. Mientras que la administración de Trump busca resultados rápidos en la lucha contra el narcotráfico, especialmente en el contexto de la crisis de fentanilo que ha causado más de 400,000 muertes en Estados Unidos desde 2015, México enfrenta el desafío de equilibrar su soberanía con las demandas de su vecino del norte. La insistencia de Trump en abordar la corrupción mexicana, aunque válida en ciertos contextos, podría interpretarse como una injerencia en asuntos internos, lo que complicaría la confianza mutua.
Además, la competencia interinstitucional en Estados Unidos, con agencias como el FBI, el Departamento de Seguridad Nacional, la CIA y el Departamento de Defensa buscando liderar la lucha contra el narcotráfico, podría debilitar la posición de la DEA bajo Cole. Estas agencias, según ProPublica, podrían tener una ventaja en la reconstrucción de la confianza con México, dado que no enfrentan las mismas restricciones que la DEA.
Conclusión
El nombramiento de Terry Cole como director de la DEA es un movimiento estratégico de Trump para intensificar la presión sobre México en el tema del narcotráfico. A través de una combinación de retórica confrontacional, amenazas económicas y una reorientación de la DEA hacia una postura más agresiva, Trump busca forzar al gobierno mexicano a alinearse con sus prioridades. Sin embargo, esta estrategia arriesga agravar las tensiones bilaterales y socavar la cooperación en un momento en que la crisis del fentanilo exige esfuerzos conjuntos.
La efectividad de esta táctica dependerá de la capacidad de Cole para navegar las complejidades diplomáticas y operativas, así como de la disposición de México para responder a las presiones sin sacrificar su soberanía. En última instancia, el uso del narcotráfico como herramienta de presión refleja tanto las ambiciones de Trump como los límites de una política exterior basada en la confrontación.
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