Sobre las elecciones del domingo pasado

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Las elecciones siempre ofrecen lecciones que conviene entender para hacer una lectura correcta tanto del mandato de las urnas, como del humor y la realidad social del momento. Las del pasado domingo en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, por las que se renovaron sus gubernaturas, así como el Congreso de Quintana Roo y los Ayuntamientos de Durango, no son la excepción, también arrojaron luces que vale la pena tener en cuenta de cara a las elecciones tanto de gubernaturas en Coahuila y el Estado de México en el 2023, como del paquete completo que tendremos en 2024. Por mi parte, las principales conclusiones que extraigo son las siguientes:

  1. Para el PAN sigue siendo dudosa la conveniencia de mantener la alianza con el PRI. Me sorprendió Leo Zuckerman el otro día cuando aseveró que con estos resultados no quedaba duda de que la alianza “Va por México” daba resultados y que debía consolidarse, ya que de los cuatro Estados donde PAN, PRI y PRD fueron juntos, habían ganado dos, y en los dos Estados donde no fueron juntos, habían perdido. Me sorprendió el comentario porque Zuckerman no suele ser tan simplista. Lo cierto es que si en Oaxaca el PAN se hubiera integrado a la alianza que hicieron el PRI y el PRD de cualquier modo habría perdido estrepitosamente, y lo mismo habría ocurrido en Quintana Roo si el PRI se hubiera integrado a la alianza que hizo el PAN con el PRD, ya que hasta perdió el registro al no alcanzar ni el 3%. Por otro lado, un Estado que la alianza ganó, Aguascalientes, igual lo habría ganado el PAN jugando solo, ya que el porcentaje de votos que obtuvo por sí solo (43%) habría bastado para dejar muy atrás a Morena y sus aliados. Así, lo cierto es que solo en Durango la alianza fue eficaz, ya que si bien es cierto que el PRI obtuvo más votos (34.8%) que Morena (30.5%), sí necesitó de los votos del PAN (16.2%) para ganarle a la coalición morenista en su conjunto (38.8%); los votos del otro aliado, el PRD (2.7%) no le habían alcanzado para derrotar al obradorismo. Por otro lado, están Hidalgo y Tamaulipas donde la alianza sí incluyó a los tres, y aún así no se alzó con la victoria. En este sentido, mi reflexión es muy distinta a la de Zuckerman y me deja ver que no está aún claro si el desgaste que produce la inclusión el PRI en la alianza, es menor a los votos que aporta; habrá que seguir analizándolo sin filias ni fobias.
  2. El PRI se desfonda. Logró Durango con la ayuda del PAN, pero perdió bastiones como Hidalgo -que nunca había perdido- y Oaxaca, todo parece indicar que con la traición de sus gobernadores priístas de por medio. Que el priísmo electoralmente más eficaz sea precisamente el que sigue haciendo diáspora hacia Morena, también debería hacer reflexionar al PAN sobre la pertinencia de seguir aliado con un PRI oficial o dirigente, que no cuenta con muchas fichas qué ofrecer, pero que sí acarrea un desprestigio histórico.
  3. Movimiento Ciudadano, al que una parte del electorado ha visto como una opción distinta a las tradicionales, sufrió un gran golpe. Claro, se trata de Estados donde MC no ha tenido mayor relevancia nunca, pero muchos esperaban que sorprendiera. En algún sentido la esperanza era que ocurriera con MC algo como lo que está pasando en Colombia, con la “LIGA”, donde su candidato Rodolfo Hernández apareció como una tercera vía ciudadana, y habiendo desplazado al centro derechismo “uribista” y al de “Equipo por Colombia”, se enfrentará en segunda vuelta al izquierdista populista Gustavo Petro. Sin embargo, con el resultado del domingo, no pareciera que a MC le pueda pasar igual.
  4. Se confirma una liga entre Morena y el crimen organizado. Quizá no se trate de un pacto en sentido formal, pero sin duda alguna, al menos a “valores entendidos”, se ayudan mutuamente. La delincuencia organizada apoya a quienes sabe que no le van a perseguir, y el obradorismo trata bien a quien le ayuda en las elecciones. Así ocurrió con toda claridad ya desde las elecciones de 2021, pero también ahora al menos en Tamaulipas y Quintana Roo. Esta puede ser una de las peores herencias que nos deje el obradorismo.
  5. Morena y sus aliados siguen avanzando territorialmente para llegar a 20 gubernaturas, pero habiendo perdido 2 de 6, en realidad no llegan a ser hegemónicos como asumen. Eso sí, usan los programas sociales con descaro, y a menor participación en las urnas, mayor la probabilidad de su victoria.
  6. EL INE y los OPLES, demuestran otra vez su gran capacidad organizativa. La idea oficialista de demoler esas instituciones cobra ahora menos sentido que nunca.

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