¿Sirven de algo los cambios?

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Enrique Peña Nieto llevó a cabo cambios en su gabinete, motivado más por la presión derivada de la visita de Trump que por la necesidad de hacerlos. Lo que queda de fondo, además de los motivos para realizar los ajustes, es la reflexión acerca de si en realidad sirven de algo los cambios en los equipos de gobierno o si son mero pretexto para acomodar a los amigos.

Ajustes y cambios

Las modificaciones a los equipos de trabajo en las áreas de gobierno son algo que sucede en todas las administraciones públicas. La mayor parte de las veces son a causa de los deseos de los propios integrantes de los gabinetes para continuar con su carrera política buscando una candidatura.

         Esta razón es la que genera la mayor parte de los cambios, aunque esto sucede en la parte final de la administración.

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         Otra razón es la muerte, natural o por accidente, de alguno de los integrantes de las secretarias de estado, como fue el caso del gobierno de Felipe Calderón quien tuvo que nombrar a un nuevo secretario de gobernación a raíz del fallecimiento de Juan Camilo Mouriño.

         En otras ocasiones, son las crisis derivadas de causas como filtraciones, errores o información que evidencia alguna irregularidad lo que provoca que haya movimientos en los equipos.

         Tal es el caso que enfrenta el mandatario actual, quien tuvo que modificar la estructura de su equipo de campaña luego de la visita de Donald Trump y de la cercanía de los procesos electorales en 2017 y 2018, al igual que tuvo que nombrar de nueva cuenta a titulares de dependencias como Conagua o Profeco en fechas recientes. No sucedió lo mismo en la Conade, al parecer porque la crisis que generó en los juegos olímpicos no llegó a mayores.

         Lejos de la evaluación que otros analistas han hecho de los movimientos, lo que se debe revisar es la manera en que las circunstancias obligan a un jefe de gobierno a realizar cambios en su gabinete y la manera en que los lleva a cabo.

         Peña Nieto no es una persona afecta a modificar la estructura de su equipo cercano, sino que realiza cambios obligado por las circunstancias. Así sucedió en la Secretaria de Energía o en PEMEX, pues las constantes críticas no han tirado a ninguno de los secretarios con los que llegó, como era el caso de los titulares de hacienda y gobernación.

         Pero las circunstancias cambiaron y el Secretario de Hacienda se tuvo que retirar a su casa debido a la crisis que se generó luego de la visita del candidato republicano y las protestas de la administración de Obama, pues en la visita a China y el encuentro entre ambos mandatarios, dio la impresión de que el mandatario estadounidense pidió muestras de que los errores tienen consecuencias.

         Por lo demás, los cambios en un equipo de gobierno no necesariamente son para mejorar, sino para apaciguar una crisis o para responder a un imprevisto. La experiencia indica que si bien un equipo de gobierno no llega intacto al final del periodo –sea trienio o sexenio–, las razones para modificarlo no siempre son las mismas y no responden a necesidades idénticas.

         Díaz Ordaz no cambió de secretario de gobernación luego del 2 de octubre en Tlatelolco, pero López Portillo sí tuvo que cambiar a los titulares de Hacienda y Programación y Presupuesto luego de que ambos personajes discutieran públicamente; Salinas de Gortari tuvo que hacer ajustes luego del nombramiento de Colosio como candidato presidencial del PRI; Zedillo tuvo que aceptar la renuncia de Jaime Serra luego del “error de diciembre”; Fox mantuvo a la mayoría pero tuvo que modificar su alineación cuando Santiago Creel se fue a buscar la candidatura panista que no consiguió; y Calderón tuvo que ajustar ante el fallecimiento de colaboradores cercanos.

         Es así que no todos los cambios son por los mismos motivos.

         En cuanto a resultados, tampoco se tienen de la misma manera, pues –por poner un ejemplo– la Secretaría de Gobernación mejoró con la llegada de Carlos Abascal en tiempos de Vicente Fox, pero los cambios en la misma instancia con Felipe Calderón no tuvieron el mismo impacto.

         Ahora, estamos ante nuevos movimientos y habrá que darles tiempo a los flamantes titulares de Hacienda y Desarrollo Social para evaluar si fue positivo el movimiento.

         La gran pregunta es si en realidad ayudan a mejorar las áreas de gobierno o son sólo reactivos ante la presión de la opinión pública en el marco de una crisis. Las evidencias apuntan a una simple reacción para tratar de apaciguar los ánimos de los críticos, pero no para corregir lo que estaba mal aprovechando una segunda oportunidad.

         Con todo, los cambios en el gabinete son de esas prediciones –como los accidentes aéreos– en lo que cualquier aprendiz de pitoniso si al principio del sexenio los vaticina.

Del tintero

Siguiendo con los cambios, a más de un analista le parecieron necesarios los ajustes que se dieron a conocer, pero también que hacen falta otros en especial en el tema de comunicación social de Presidencia, pues si los movimientos se dieron por errores o malos resultados, ahí hay mucha tela de donde cortar.

 

@AReyesVigueras


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