Seguridad Nacional a la antigüita

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El descontento social ante las promesas incumplidas por el presidente Peña Nieto que representa al Nuevo PRI ha permeado en todas las clases sociales, pese a la censura o autocensura en los medios que evitan las noticias relacionadas al crimen organizado, mostrando la violencia en los diferentes estados de la república y está vez sin combatir nada.

El número de los muertos de Peña Nieto hasta enero de este año era de 23,640 según lo publicado por el Semanario Zeta

 

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Las voces de los "No más sangre" y de los gritones que señalaban con el dedo al "asesino de Felipe Calderón" hoy están mudas; el ruido de las inconformidades con el gobierno de Peña Nieto se da únicamente en los medios electrónicos como redes sociales, blogs, Youtube, etc…

Este martes amanecimos con la nota que el diario El Universal publicó, en donde se nos ilustra sobre la forma en que se lleva a cabo el espionaje político y no político en nuestro país, mostrando documentos obtenidos a través de una solicitud de transparencia al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), en el cual se corrobora el gran interés que el estado tiene sobre la percepción que hay en las redes sociales sobre los diferentes temas de la agenda política del país y cómo se lleva a cabo la vigilancia de comentarios y notas en los distintos medios electrónicos, tales como Twitter, Facebook, YouTube y blogs.

El CISEN comandado por el priísta Eugenio Imaz Gispert lleva a cabo monitoreos que alcanzan los comentarios de usuarios comunes, como usted y como yo, que utilizan internet como una forma de expresión libre.

El CISEN fiscaliza a todos los usuarios, no discrimina y nos monitorea así se tengan miles de seguidores o tan sólo unos pocos.

Según informa el diario, los documentos presentados son “sólo una muestra que corresponde a la primera quincena de febrero pasado, periodo en el que se dio especial seguimiento al tema de las autodefensas.”

El reporte suma en total siete mil 377 fojas con referencias tanto a medios tradicionales como a redes sociales.

El CISEN basa su análisis en la cantidad de comentarios, los cuales clasifica en ‘negativos’, ‘positivos’ o ‘neutrales’.

“En los comentarios positivos se reconoce el apoyo y presupuesto otorgado a Michoacán por parte del gobierno federal; en las menciones neutras se retransmiten las declaraciones de Mireles, y en los comentarios negativos critican la corrupción y presuntos vínculos entre autoridades estatales y Los Caballeros Templarios”, según la nota.

Lo importante de la nota más allá del espionaje, radica en dos asuntos fundamentales:

Primero. Que el estado considere que este tipo de vigilancia le permitiría detectar a los líderes de opinión contrarios a su idiosincrasia para comprarlos, cooptarlos, intimidarlos o silenciarlos.

Un sistema de inteligencia o espionaje de esta naturaleza podría llevar al gobierno a querer ceder a la tentación de cerrar o tratar de controlar un medio de información que la ciudadanía ha adoptado como suyo con más credibilidad y eficiencia que rebasa en mucho a los tradicionales medios de información al servicio del estado, quitandole además la única válvula de escape que tiene el ciudadano para liberar la frustración de una economía que no refleja buenos resultados, de políticas que no logran levantar el nivel de vida de los mexicanos, de una clase política que delinque y se enriquece sin que reciban un verdadera castigo por parte de la justicia, situaciones que hierven en una olla a la que si tapamos puede concentrarse y explotar, censurar o reprimir la libertad de expresión podría ser el detonante que haga levantar la voz a los ciudadanos.

Las evidencias de esta peligrosa actividad en donde no solamente se informa estadísticamente, sino que, se le pone nombre y apellido a los usuarios son ya evidentes, y el riesgo de que el estado se convierta en un estado represor, como ya ha sucedido, lease Veracruz con su gobernador que criminaliza a los tuiteros, es cada vez mas alarmante. 

Además de quitarle al ciudadano la única válvula de escape

Segundo. Es evidente que el concepto de seguridad nacional es aun un viejo concepto importado de nuestro vecino del norte en donde la represión de cualquier  forma de disidencia u oposición es la única estrategia para tener "control" social.

Ya es tiempo que el concepto de seguridad nacional cambie y se reformulen sus principios, para que esta actividad sea socialmente aceptada, políticamente correcta y sea un vehículo unificador.

En resumen quitarle de la cabeza a los actuales miembros del CISEN que hacer inteligencia en materia de seguridad no es reprimir, sino unificar.


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