Sabotaje a la planeación

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La mejor función que le encontraron al instituto es hacerlo de community manager de Finanzas.

El sabotaje presupuestal y político de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, hacia el Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva capitalino lo ha llevado a la renuncia de sus integrantes, convirtiéndolo en una burla y desperdicio de infraestructura para el urbanismo de la ciudad.

Hace un par de semanas renunció el gran urbanista de la izquierda en la Ciudad de México, Roberto Eibenschutz, como miembro del Directorio Técnico, ante la falta de seriedad e interés del gobierno de Sheinbaum para la planeación, y ahora ha sido turno del director general del instituto, Pablo Benlliure, como secuela de las malas prácticas, sabotaje y desinterés de la jefa de Gobierno capitalina, quien está en campaña.

Sin dirección y sin otra cosa por hacer, el Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva capitalino se ha convertido en una agencia de marketing publicitario de la Secretaría de Finanzas. A una burda caricatura política alejada por completo de su función primordial de ordenar el urbanismo y la planeación del crecimiento de la Ciudad de México, como consecuencia del secuestro presupuestal que vive y que hoy lo ha llevado a tener una dirección acéfala.

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Cuál será el nivel de ocio que se vive, que esta misma semana en la cuenta de Twitter del instituto se difundió propaganda para hacer pagos de servicios en Oxxos y Seven Eleven. No hay propaganda acerca de la planeación de la ciudad o de las consultas que fracasaron, para nada.

La mejor función que le encontraron al instituto es hacerlo de community manager de la Secretaría de Finanzas, para recaudar más fondos para la ciudad.

Qué lamentable y patética forma de incumplir el mandato constitucional que le fijamos a la persona que gobernará la Ciudad de México.

La meta le quedó muy lejana e inalcanzable a Sheinbaum, quien tiene un profundo desdén por el desarrollo y por la inversión en lo material.

Hoy han convertido en un burdel publicitario al Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva capitalino que, en su naturaleza, tiene la función elemental de darle orden a la ciudad. Un orden que desde el mismo gobierno de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno se perdió. Fue con él que se dio el verdadero boom inmobiliario, cuando se depredó la ciudad en favor de los desarrollos.

Hoy, Sheinbaum repite el modo de operar de su jefe. Mata de hambre a las instituciones que no le dan ningún beneficio y las lleva a la ruina. No puede desaparecer este instituto porque la Constitución la detiene, de ahí que el mejor uso que le pudo dar fue el de convertirse en la agencia de publicidad de la Secretaría de Finanzas.

Sin embargo, aquí no acaba. El instituto debe tener guía y dirección, y no debemos perder enfoque, ya que el futuro y desarrollo ordenado de la ciudad depende de ello. Y, aunque a la jefa de Gobierno no le importe, para quienes habitamos la ciudad es una materia prioritaria.

 


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