Ah qué tiempos aquellos Don Simón, era una canción de la época de la juventud de mis padres. Y cuantas veces nosotros los seres humanos recordamos los viejos tiempos y a veces hasta añoramos nuestra vida durante la infancia y la juventud. Pues ahora en la política mexicana estamos totalmente inmersos en esa situación. Nuestro Presidente añorando y por ende reviviendo esos tiempos del Poder absoluto de aquel PRI dictatorial.
Igual sabemos que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra y que acá en México no aprendemos de nuestros errores y mucho menos recordamos el pasado para no caer en el mismo problema, porque también cientos de miles de mexicanos, o mejor dicho, millones de mexicanos quieren regresar al pasado, y por eso aprueban y aplauden al líder que los llevará a ese pasado.
Para esos personajes políticos y ciudadanos revivir las glorias del nacionalismo, del populismo, del Poder Absoluto es llenarse de vida y para no morir pues hacen todo lo posible por llevarnos al pasado. Un pasado de corrupción, un pasado de carro completo en las elecciones, un pasado de ausencia de división de Poderes, un pasado de dádivas. Como olvidar las glorias que vivía México gracias a la fuerza revolucionaria de un grupo de “héroes” que se sacrificaban por los mexicanos.
Pues para vivir nuevamente esas glorias del pasado, un personaje de la política se fue preparando con sus maestros del PRI, luego del PRD y luego con su movimiento salvador de la Nación. López Obrador el eterno candidato a todos los cargos posibles, el eterno redentor, el eterno líder de los desposeídos y olvidados en los últimos 20 años preparó su llegada al Poder, no para salvar a México, no para darnos una vida digna, lo hizo para satisfacer su ego y para cobrar revancha contra todo y contra todos.
Él recordaba sus inicios en la política con el PRI, con sus maestros como LEA, JOLOPO y otros para llegar en su momento a ser el amo y señor de México. Estuvo viendo como engañar, como decir al pueblo lo que el pueblo quería escuchar, como usar sus arengas para generar división, odio, más resentimiento y por ende ganar su lugar en la Silla Presidencial. Una vez logrado su objetivo no dejó de hacer campaña electoral, no dejó de ser el líder de los Partidos que lo siguieron, en lugar de gobernar se dedica a separar y a lograr su objetivo que es tener todo el Poder.
Pero el estar donde está no es su culpa, es la consecuencia de su trabajo, de su agudeza, es producto de que no hay líderes en la política de oposición que le hagan contrapeso, es producto de la apatía de la ciudadanía que no le interesa lo que suceda en México mientras ellos estén más o menos bien.
Desde el 2018 a la fecha en todos los procesos electorales aunque en la boleta no esté la foto de Andrés Manuel, sabemos que en la mente de los pocos que van a las urnas sí está la imagen de López Obrador. Y eso es suficiente para que en general ganen los candidatos que él quiere que ganen. Provoca miedo, provoca apatía, provoca divisiones y provoca traiciones, es hábil para eso. Es una persona que viola la ley un día sí y otro también y hace que sus seguidores la violen sin importar nada a sabiendas de que no pasará nada, a sabiendas de la impunidad pavorosa que hoy existe.
Toda la destrucción, el atraso que se ha vivido no es culpa de él, él traía claro su objetivo y lo sabíamos, es culpa de los apáticos, es culpa de los traidores que lo apoyaron dejando sus antecedentes atrás, es culpa de los ciudadanos que lo permitimos. Hoy estamos pagando las consecuencias. Y a partir de unos meses los mexiquenses pagarán caro su alejamiento de las urnas y su poca participación. En general a los mexicanos no les importa si la candidata o el candidato a un puesto es corrupto le importa tener seguro algún beneficio del gobierno porque se lo merecen.
En el Estado de México más de 6 millones de mexiquenses dejaron la suerte y el destino de su entidad, de su familia y de su vida en manos de una persona que es corrupta. La apatía o el valemadrismo o la desilusión hizo que esos millones de gente no salieran a cumplir su obligación y la ganadora Delfina llegará a gobernar con tan solo la aprobación del 25% de los electores y de los 17 millones de habitantes tiene el beneplácito del 18% aproximadamente. Pues así las cosas. Pongan el pretexto que quieran de compra de voluntades por programas sociales, acarreos, despensas etc… La realidad es que el ciudadano no salió a votar y la oposición perdida.
Sí López Obrador y su estrategia preparada de regresar al pasado en las políticas públicas y en su mira asistencialista vuelve a ganar. Claro dirán y porque en Coahuila no pasó, muy sencillo en Coahuila, creo yo, la división del bloque obradorista y el poco interés de López por esa entidad le dio el triunfo a la oposición, además que esa entidad sí hubo más trabajo ciudadano. Y claro las acciones de los gobernadores actuales en esas entidades ayudaron a los números que tenemos.
Ciudadanos de México ahora los invito a recordar para vivir las épocas en que la oposición luchó con ética, con propuestas, con ciudadanos para romper la dictadura del PRI y entender que el Poder Ciudadano es el que debe prevalecer. Vamos a recordar cuando la democracia triunfó y se hicieron cambios vamos a promover la participación ciudadana y romper el pasado de atraso, de pobreza, de odio y de venganza. Sí podemos y debemos hacerlo.
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